“La verdad, puse marcha atrás por intuición. Veo el video y no termino de entender lo que hice”. Lucía tiene 64 años y por segunda vez en diez días estuvo a punto de ser despojada de su auto, un Peugeot 208 blanco, a manos de delincuentes armados que la abordaron en la calle.
Ella tiene una historia particular. Decidió ganar calidad de vida y, cansada de la inseguridad, se mudó hace seis meses a Capital Federal. Pero el barrio tira y volvió en misión solidaria, para ayudar a un vecino que no puede cocinarse por sus propios medios, al que le prepara viandas y le lleva para que pueda alimentarse.
“Es la segunda vez en 20 días que me pasa. Gracias a Dios en ninguna de las dos ocasiones me alcanzaron. Bajé, toqué el timbre y cuando estaba esperando que salga aparecieron estos tipos y me apuntaron. Lo mío fue instintivo: escapé marcha atrás como media cuadra sin darme cuenta de lo que hice”, narró la mujer a Primer Plano Online.
Efectivamente la mujer alcanzó a fugarse del robo. Fue tal el desconcierto de los ladrones que se quedaron paralizados y optaron por irse. Mientras todo pasaba, un gato se posó en un pilar de una casa frente al domicilio del robo y miró el panorama sin inmutarse.
La bronca de Lucía se hizo extensiva a la Policía, que según ella tardó una hora y media en llegar al lugar. “Y de mala manera: me dijeron que si no me habían robado no podían hacer nada”, indicó la mujer. “Me enojé y les terminé diciendo que ellos son cómplices de los chorros”, cerró aún molesta por lo que le pasó.