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jueves, septiembre 21, 2023
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VIDEO Golpeó y amenazó a una joven y a su madre en una estación de servicio de Castelar: está detenido

Una violenta escena quedó registrada por las cámaras de seguridad de una estación de servicio de Castelar y permitió poner de manifiesto una historia de violencia que tiene por lo menos tres años, de la cual es víctima una mujer que teme por su vida. Ana María (su apellido no se publicará por el temor con el que vive), la involuntaria protagonista de esta espantosa secuencia, radicó la denuncia correspondiente y permitió que su agresor quede detenido a partir de una mirada con perspectiva de género que empieza a ganar lugar en la justicia.

Lo que se observa en el video es tan grave como lo que vino después, que no quedó registrado. Ella se encontraba a la espera de cargar combustible con su moto Yamaha 125 YBR roja acompañada de su hija en la estación de servicio ubicada en la intersección de Santa Rosa y Curuchet, en Castelar, cuando se hizo presente en el lugar Mariano Javier Supervielle. El hombre pasaba por allí, las miró a ambas de manera intimidante y se dirigió hacia la hija de Ana María, a la que increpó al grito de “qué mirás, la con… de tu madre”.

Después del cruce le arrojó un golpe de puño en la cara y le causó lesiones leves en el pómulo y ojo derecho, mientras además la amedrentaba con ademanes con su mano sobre el cuello al grito de “te voy a matar”. La chica, de 26 años, salió en defensa de su mamá y también lo agredió para evitar que les haga algo a ambas. Todo está en el exclusivo video que Primer Plano Online comparte con sus lectores.

Lo peor del caso es que en el lugar había un efectivo policial que intervino pero para separar, en ningún momento demoró al atacante. Y lo dejó ir, con lo cual minutos más tarde, cuando las dos mujeres se dirigían a su casa a bordo de la moto, Supervielle las volvió a atacar, ahora en la intersección de Dean Funes y Zabala. Las esperó con una bicicleta, las emboscó y le volvió a pegar a la hija otro puñetazo en el rostro con el cual le rompió la nariz. Por la fuerza del golpe, ambas perdieron la estabilidad y cayeron al asfalto. La madre sufrió un esguince en el tobillo -producto de la caída- y la hija golpes en distintas partes del cuerpo.

Lejos de cesar en su accionar, y mientras la menor de las víctimas estaba todavía tirada en el piso con la nariz sangrante, Supervielle continuó escalando con la violencia y siguió pegándole, en las piernas y brazos. Además, el sujeto pateó la moto, rompió el tablero, la manija del embrague y la parte trasera del rodado mientras continuaba sus amenazas pero ahora en plural: “las voy a matar”. Todo esto quedó registrado en la denuncia que ambas expusieron ante la justicia.

En conversación con Primer Plano Online, Ana María contó que las agresiones, amenazas y persecuciones que padece no son nuevas. “Hace tres años que este hombre me sigue y tengo miedo porque me va a terminar matando. Él no me perdona que yo haya ayudado a su mamá cuando ella estaba absolutamente abandonada en la casa y nadie la atendía. Desde ese momento vive acosándome y tengo pánico, porque hasta mi nena de once años tengo miedo que salga a la calle”, narró.

Lo cierto es que el titular del Juzgado de Garantías Nº 3 de Morón, Gustavo Gabriel Robles, decidió dejar detenido a Supervielle por delitos que, en principio, son excarcelables. A pedido de la Fiscalía Nº 5, que le imputa amenazas múltiples reiteradas en al menos tres hechos y lesiones leves reiteradas en por lo menos cuatro ocasiones, todas en concurso real entre sí, el hombre permanecerá tras las rejas por lo menos mientras se suman evidencias para la causa en trámite.

En medio de un fuerte reclamo social frente a femicidios que podrían haberse evitado y con la Ley Micaela vigente, que obliga a que toda la administración pública deba capacitarse en perspectiva de género, la justicia adopta un camino para dar protección a una víctima que vive en flagrante peligro. La detención del sujeto está concebida por la peligrosidad que representa para madre e hijas, que viven a pocos metros de él.

El atacante ya demostró de lo que es capaz y nada lo frenó, ni siquiera un comercio con gran concurrencia y fluidez de personas. Si bien la cuestión de fondo no está resuelta, es un primer paso para que la paz vuelva a la familia.

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