Volvió a atacar la mujer que la semana pasada reveló con videos que vandalizaba arbustos y plantaciones en veredas de comercios del centro de Castelar. Pero ahora lo hizo de una manera más violenta y también quedó registrada por cámaras de seguridad.
En esta ocasión, el local destinatario de su furia fue el de la heladería Pórtico, ubicado en la esquina de Carlos Casares 1094, en su intersección con Arredondo. Como se observa en los videos que Primer Plano Online comparte con sus lectores, el nivel de agresividad que pone en juego la atacante es verdaderamente llamativo.
“Nos rompió ambos frentes”, contó Nicolás Aguirre, uno de los propietarios del negocio que en rigor alquila con un socio para explotar la marca. “Sobre Arredondo rayó cuatro vidrios y rompió uno. Sobre Carlos Casares astilló la puerta a piedrazos. Un millón de pesos nos costó la reposición”, reveló la víctima.
Otro elemento que es al menos sorprendente es que actuó a cara descubierta y que se acercó al local con una botella vacía en su mano, que luego arrojó para causar los destrozos.
Violencia y vandalismo en Castelar: mujer desquiciada volvió a atacar en el centro de la ciudadhttps://t.co/J7tmq3IxjK pic.twitter.com/L74mYJ0Y4L
— Primer Plano (@primerplanotv) November 6, 2025
Después de haber detectado por su sistema de seguridad lo que había ocurrido, él mismo se presentó en la comisaría 7ª de Castelar norte para radicar la denuncia. En esa dependencia le informaron que la causa sería elevada a la Fiscalía de turno para que la justicia ordene los pasos a seguir.
Lo que más llama la atención de este caso es que la mujer actúa en la misma franja horaria y hasta reivindica su accionar en redes sociales. Tiene una cuenta de Instagram en donde publica videos dando cuenta de lo que hace y hasta justifica su violencia.
“¿Qué pasa si lastima a un nene? ¿Quién se hace cargo?”
Si se trata de una persona con dificultades de salud mental está claro que no es un artículo periodístico ni una denuncia policial lo que lo determina sino pericias. Lo que sí está claro es que con estas intervenciones ya pasó de lo pintoresco que podría resultar dañar una plantación a provocar daños serios no sólo por el costo económico de reposición sino también porque podría haberse lastimado ella o a terceros.
Hay otro elemento que aportó el comerciante en cuestión. “Hay gente que nos acercó información sobre ella que manifestó el temor porque suele andar por la calle a la hora en que los chicos van a la escuela. ¿Qué pasa si lastima a un nene? ¿Quién se hace cargo?”, se preguntó en charla con este medio.

Otro dato que aportó el damnificado es que con los datos que les fueron acercando a partir de que se supo lo que le pasó al comercio lograron identificar un nombre y apellido: es, en principio, una mujer que vive sobre la calle Juncal en Ituzaingó y cuya cuenta en la mencionada red social es pública.
La verdad es que nos sentimos completamente desamparados. Aunque sea pretendemos que le pongan una restricción perimetral para que no se acerque al local nuestro y siga rompiendo cosas. Si mañana vuelve a hacer lo mismo, ¿quién paga los daños?”, concluyó Aguirre. Y remató: “si no le ponen un freno esto va a ser peor”.








