Profesionales farmacéuticos mantienen su lucha contra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23, que está vigente más allá de la discusión por la Ley Bases que hoy atrae la atención política mientras la debate el Senado nacional.
Referentes de la actividad aseguran que, si bien la desregulación incluye un montón de variables, hay dos peligros que permanecen latentes. Por un lado, en lo que hace a la tarea de un farmacéutico en sí, encargado del control de calidad en cada establecimiento.
“Hay un artículo que excluye al profesional farmacéutico como el director técnico de una farmacia y podría pasar a ejercer en varios establecimientos al mismo tiempo, no sólo en farmacias sino en droguerías y laboratorios. ¿Quién haría los controles? ¿Quién estaría a cargo?”, se preguntó Adrián Casanga, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Morón, Hurlingham e Ituzaingó, en diálogo con Adrián Noriega en el programa periodístico Primer Plano por el canal Somos, de Flow.
En territorio bonaerense la legislación exige un director técnico por farmacia y, por cada seis trabajadores, un auxiliar de ese director técnico, porque para que el control sea eficiente requiere de más especialistas. No es menor el planteo: los profesionales de la industria farmacéutica son considerados por las normas que rigen la actividad como un eslabón más del sistema sanitario.
VENTA LIBRE DE MEDICAMENTOS
La otra cuestión que alarma a los profesionales farmacéuticos es la posibilidad de que los medicamentos se puedan vender en comercios que no sean del rubro. Particularmente alertan sobre la trazabilidad de esos insumos clave para la salud de la población, que no estaría garantizada desde que sale del laboratorio, pasa por la droguería y llega a la farmacia como ocurre hoy día.
“Ese medicamento por fuera de la farmacia tiene infinidad de riesgos. Primero, no se sabe la procedencia, cómo llegó a un supermercado, un kiosco, o a cualquier lugar así. El medicamento tiene una cadena de comercialización muy establecida y clásica de hace muchos años, que es laboratorio, droguería y farmacia. De la farmacia al público”, precisó Casanga.
“Gracias a esa trazabilidad es que nosotros en 48 horas podemos no sólo detectar algún problema, sino que también hacer el retiro de cualquier medicamento que haya salido con una falla de calidad o que tenga algún inconveniente informado por la ANMAT”, reflexionó el farmacéutico y dejó flotando una inquietud: “¿cómo harían eso en un supermercado”.