Marcelo Gómez es un suboficial perteneciente al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). En un acto de altruismo que despierta admiración en el barrio, remodeló su propia casa y construyó el hogar ‘Abrazo de esperanza’ en Ituzaingó. Busca, según él mismo describió, brindar “una mejor calidad de vida a niñas y niños que atraviesan situaciones vulnerables”.
Marcelo tiene 45 años, ingresó al SPB en el 2008 y en la actualidad reviste la jerarquía de Sargento Ayudante del Escalafón General. Se desempeña en la sección talleres de la Unidad 47 San Martín. De oficio electricista, realiza tareas de mantenimiento y administrativas en el penal.
El sueño que ideó y fue construyendo de a poco lo terminó de concretar en junio pasado. Junto a su esposa recibieron a los primeros ingresantes y actualmente alberga a cuatro chiquitos de 2, 6, 7 y 11 años y dos nenas de 3 y 6 años. El lugar tiene nueve plazas de alojamiento y cuenta con dos habitaciones, dos baños, cocina-comedor, sala de juegos, sala de arte y lectura, sala de música y audiovisual, entre otras instalaciones.

Hace 11 años está casado con Jessica Taborda y juntos llevan adelante este proyecto, que nació luego de que ambos participen de un taller de prevención de adicciones en adolescencia y preadolescencia y notaron la necesidad que pasaban tanto las familias de abrigo como la niñez y decidieron comenzar a ayudar en un hogar.
LA GÉNESIS DEL PROYECTO SOLIDARIO
“Cada vez que íbamos recibía un pinchazo en el corazón al ver la necesidad por la que pasaba cada chico por eso comenzamos a pensar un proyecto propio, crearlo, idealizarlo y hoy hacerlo realidad, el de poder crear una casa hogar”, contó Marcelo.
“Después nos encontramos con la pandemia, pero nunca desistimos de seguir, siempre fuimos conscientes que podíamos hacer un cambio en la vida de un niño, algo teníamos que hacer, vimos los pro y los contra, hablamos con familiares y amigos y les contamos nuestra idea, siempre recibimos el apoyo de todos. Hicimos los trámites, nos costó mucho esfuerzo, mi señora dejó de trabajar para dedicarse cien por ciento al hogar que hoy es nuestra casa”, agregó el penitenciario.

Marcelo y su esposa compraron un terreno en Hurlingham para poder comenzar a edificar, pero “al percibir que la necesidad era inmediata no dudamos y modificamos nuestra casa”. “Modificamos y adaptamos todo para los chicos, todo a pulmón”, reveló el agente. “El garaje a cocina comedor, esto a sala de arte y lectura, el living a sala de juego, hicimos otro baño”, enumeró.
La asociación civil es apta para recibir menores que se encuentran judicializados de entre 0 a 10 años de vida, que de todos modos pueden permanecer allí hasta cumplir los 12. “Nosotros nos encargamos de llevarlos a la escuela, contamos con voluntarios, tenemos armado un cronograma donde nos ayudamos en todo para que los chicos tengan una mejor calidad de vida” explicó Marcelo.
Nenas y nenes que se alojan en ‘Abrazo de esperanza’ cuentan con la obra social de IOMA en el marco de la implementación de la Ley de Ángel Azul, con psicólogos voluntarios y realizan actividades deportivas y de alfabetización, entre otras. Por otra parte, el encargado del hogar y su esposa participan de capacitaciones, contactos con otros hogares y otros grupos.
“Nos vamos dando una mano entre todos. Todo sirve y también para mover a otros que empiecen”, enfatizó el penitenciario, quien guarda expectativas de avanzar con la otra edificación. “Estamos muy contentos por lo que se logró y ojalá podamos construir en Hurlingham un hogar más grande”, anheló.

“Queremos darles lo mejor que se pueda, sacarles una sonrisa en el momento que están pasando hoy en día. Es duro imaginar que un día van, pero lo importante es que se vayan con una familia, cuidar y querer”.
Desde la Unidad Penal 47, donde siempre cumplió funciones, el director del establecimiento, Claudio Simonetti, junto a demás autoridades y el personal que trabaja con él celebraron la iniciativa de Marcelo, su espíritu de camaradería y compromiso con la institución como así también con la sociedad. Incluso el ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, Julio Alak, destacó su iniciativa.