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jueves, enero 16, 2025
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Humanización de la justicia: la jueza que llora con las víctimas y asegura que sin fe “no sé dónde estaría”

Fue una entrevista distinta a las habituales, y sirvió para conocer a una persona que no suele brindar notas salvo por casos puntuales. Es que, muchas veces, jueces y fiscales se excusan de hablar en público bajo el argumento de que hablan a través de sus sentencias. Pero esta vez no pasó, porque no había un tema puntual de charla sino conocer la otra cara de una mujer que hace 35 años forma parte de la justicia, un sistema que también es mirado con recelo por la sociedad.

Andrea Bearzi, integrante del Tribunal Oral Criminal Nº 6 del Departamento Judicial Morón, dialogó mano a mano con Adrián Noriega en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano por el canal Somos, de Flow. La nota es una de las tantas que el ciclo que este año cumple tres décadas en el aire de la televisión regional les ofrece a sus televidentes para conocer a protagonistas a quienes quizá se les conoce su faz profesional pero muy poco la personal.

De esta magistrada hay varias anécdotas para narrar, y todas la muestran con una mirada diferente a la misión de objetividad que debe tener alguien que juzga determinados hechos. El abrazo con una mamá que impulsó la causa contra el abusador de su hija y lloraba desconsolada tras lograr la sentencia; la recomendación para que un joven que vio morir a la pareja de su madre realice un tratamiento terapéutico; y hasta la gratitud para quienes fueron parte de uno de los primeros juicios por jurados en los Tribunales de Morón.

Cada vez que una persona viene al tribunal está reviviendo esa situación. Es muy difícil, y tengo que tener la capacidad de ponerme en su lugar. Yo tengo mucha empatía con el ser humano, y trato de manejarme de la manera que me gustaría que me trataran a mí. Si en este mundo no le hiciéramos al otro lo que no nos gustaría que nos hagan estaríamos un poco mejor”, expresó la magistrada durante la entrevista, que intentó bucear en los secretos vinculados a su labor.

En medio de los años de trabajo también la vida de la jueza sufrió cambios. Mamá de dos hijos de 31 y 28 años, recientemente atravesó el divorcio de su matrimonio y enfrenta la lucha contra una enfermedad, que ella misma reveló en un juicio. “En agosto de 2020 me operaron y al mes me dijeron que era maligno. En el medio estuvo el divorcio y en marzo de 2021 me volvieron a operar: es cáncer de piel”, se sinceró.

Por eso, entre otras cosas, la entrevista fue diferente a las demás: porque con el paso de los minutos el periodista pudo hurgar en un mundo desconocido. “El cirujano, que es una persona que quiero mucho, me dijo que cuando abrió y vio se preguntó ‘¿y Jesucristo dónde está?’, por el desastre que se encontró”, fueron sus palabras para completar el duro trance sobre su salud.

Sin embargo, ahí afloró otro aspecto de la personalidad de la jueza. “Soy una persona de mucha fe. Y alguna vez me pregunté por qué era así, porque soy hija de socialistas, o sea que en mi casa religión cero. Fue una decisión mía de chica”, subrayó y, al borde de las lágrimas, cerró: “si no hubiera sido por la fe no sé dónde estaría ahora”.

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