El caso que publicó Primer Plano Online hace casi un año (ver ) se resolvió en los Tribunales de Morón a través del mecanismo de juicio abreviado. El estudiante de kinesiología Diego Maximiliano Pollissi (36) fue condenado tras ser hallado culpable de una entradera en la cual a la víctima le robaron 500 dólares, 300 mil pesos y demás pertenencias, golpearon y amordazaron de pies y manos en su departamento de la calle Casullo al 300, casi esquina Buen Viaje.
La discusión que tuvo el caso fue atrapante desde el punto de vista pericial. Lo que se debatió es si una huella dactilar “latente”, es decir, reciente, era elemento suficiente para fundar una condena. Ese rastro fue encontrado por peritos de la Policía Científica de Morón en una ventana ubicada en la cocina de la unidad habitacional del segundo piso del edificio en cuestión, por donde ingresaron los dos delincuentes que cometieron en atraco.
El hecho ocurrió el 29 de marzo de 2021 a las 4.30 de la madrugada, mientras el hombre asaltado descansaba y fue despertado por los malvivientes, quienes le apoyaron un arma en la espalda y le reclamaron “la plata”. Después lo obligaron a levantarse, lo obligaron a poner las manos contra una pared del comedor y le quitaron los objetos de valor que les interesaron. Luego lo ataron, no sin antes amenazarlo, para finalmente fugar por la misma abertura por la que ingresaron.
Hasta ahí la descripción cruda de la entradera. Después llegó la denuncia de la víctima, la presencia policial en el departamento y el levantamiento de una huella dactilar que es la que permitió profundizar la investigación. Sin embargo, recién se pudo determinar en octubre (siete meses después) a quién pertenecía ese registro. Así surgió la identidad de Pollissi, quien fue detenido cuando fue a votar tras el pedido hecho por el fiscal Claudio Oviedo y ratificado luego por el juez de Garantías Nº 3 de Morón, Gustavo Robles.
DEFENSA Y CONDENA
Desde un primer momento, la familia de Pollissi consideró como “injusta y arbitraria” su detención, y desmintió que sea un delincuente. Es más: sus allegados dieron cuenta de la delicada situación de salud de dos de sus sobrinos, que padecen atrofia muscular espinal, y explicaron que por ese motivo el acusado decidió convertirse en kinesiólogo, para poder ayudar a nenes y nenas con esas dificultades motrices. Además, la carencia de antecedentes penales.
Pero la justicia lo condenó por la contundencia de la evidencia hallada: “la prueba que afirma la materialidad del ilícito es irrefutable”, aseguró el juez Carlos Torti, del Tribunal Oral Criminal Nº 4 de Morón, en el fallo al que accedió Primer Plano Online. En una sentencia de 39 páginas condenó al imputado a la pena de tres años de prisión de ejecución condicional por el delito de robo agravado por escalamiento.
Pollissi se defendió en el proceso en su contra con triple doble coartada. La primera, que había trabajado en la empresa que colocó las aberturas en todo el edificio, allá por el año 2015. Es decir, huellas suyas y de todos los empleados dedicados al rubro deberían encontrarse por haber usado un “sellador siliconado” para la colocación. La segunda: que tiene un departamento en ese mismo piso donde su esposa atiende como psicóloga y que una mañana, al llegar, corrió unas aberturas que había en el pasillo para poder pasar. La tercera: los dichos de su mujer, quien afirmó que la noche del robo su marido estaba durmiendo con ella.
Los interrogantes fueron develados en el veredicto. Por un lado, la huella encontrada era reciente, no de años. Por otro lado, el propio dueño del departamento aseguró no haber hecho reformas en su casa antes del robo sino después, cuando puso rejas para no volver a sufrir un delito de esas características. Por último, la empresa telefónica de su celular indicó que usó datos móviles que impactaron en la antena ubicada en la calle Bartolomé Mitre al 900 de Morón en la madrugada del día del robo.