“Las ciberestafas no sólo le pegan al patrimonio de las personas: también afectan mucho la moral”. El instructor judicial Fernando Golia Arduengo es uno de los encargados de brindar charlas y talleres a adultos mayores para prevenir los delitos cometidos con herramientas informáticas y que son uno de los principales factores de riesgo para la población más vulnerable en materia digital.
“Cuando alguien es estafado se siente un tonto. Y eso deriva en problemas más graves, como la depresión. Por eso es importante estar advertidos más allá de la cuestión económica”, precisó el funcionario, que es uno de los encargados de la cercanía instrumentada por la justicia de Morón con la población. En este caso, mediante un programa implementado a través de la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales (AMFM), en coordinación con los Municipios de Morón, Hurlingham, Ituzaingó y Merlo.
En esos encuentros, especialistas en seguridad informática brindan herramientas e instrumentos claves para detectar y evitar delitos y fraudes cometidos, muchas veces, con una simple llamada telefónica. En diálogo con Adrián Noriega y Norman Díaz en el programa periodístico Primer Plano por canal Somos, de Flow, Golia Arduengo planteó que “no se trata de algo exclusivo de adultos mayores”, sino que todas las franjas etarias son vulneradas.
La ingeniería social del ciberdelito
Los cibercriminales no tienen como característica central la improvisación. Muy por el contrario: se nutren de datos abiertos, que muchas veces aparecen en redes sociales, para ganarse la confianza de la víctima. Además, si de algo no carecen es de labia para engañar.
“Usan estrategias para ganarse la confianza de las personas y, a partir de eso, obtener datos sensibles que luego derivan en la obtención de claves personales, token, usuarios, que luego habilitan el acceso ilegítimo para vaciar cuentas. Por eso nosotros decimos que, ante el llamado de un presunto organismo, nunca den datos”, enfatizó Golia.
Y lo argumentó con una clave: “si realmente es alguien de un banco o alguna entidad, no va a necesitar ni el usuario ni la contraseña”. Además, subrayó que muchas veces los ciberdelincuentes toman información de fuentes abiertas, como son las cuentas personales de redes sociales en donde pueden aparecer elementos que luego serán usados para generar la cercanía.