Para José Rosendo, secretario de Seguridad del Municipio de Ituzaingó, no fue una mañana cualquiera. A las 7.30 iniciaba su jornada con una reunión de trabajo desayunando un café con leche con medialunas acompañado de una persona en la confitería Esquina Due ubicada en Zufriategui y Las Heras, en pleno centro del distrito.
Así transcurría la conversación entre ambos cuando de repente se escucharon unos gritos que alertaron sobre un ilícito poco común: un hombre que pasaba caminando se robó dos sillas plegables dispuestas como tantas otras en la vereda del local gastronómico. Fue ante semejante escena que el funcionario no dudó en levantarse y correr media cuadra al delincuente hasta alcanzarlo y reducirlo con su propia fuerza.
No es la primera vez que Rosendo interviene en situaciones de este tipo. Se le conocen varios hechos en los que decidió exponer su integridad para evitar ilícitos. Casualidades del destino o simplemente por su condición de hombre de la seguridad municipal, no puede hacer caso omiso a las injusticias que lamentablemente son moneda corriente en territorio bonaerense.
En diálogo con Primer Plano Online contó que “lo reduje pidiéndole que se ponga contra la pared y cuando pude certificar que no poseía armas ni elementos contundentes lo tendí en el piso asegurándolo con un pie sobre su espalda”, narró, como puede verse en la imagen que acompaña este artículo y fue provista por un vecino que desayunaba en el mismo local que el funcionario de Seguridad.
Fue Rosendo en persona quien llamó a la Policía. Inmediatamente se presentó en el lugar personal de la Comisaría Ituzaingó 1° que se llevó aprehendido al delincuente. Se trata de Víctor Martín Carabajal de 33 años, un hombre en situación de calle que contaba con antecedentes por robo simple ejecutado en 2014, por el cual según manifestó, fue detenido y cumplió condena.
La causa lleva como carátula ´Hurto en grado de tentativa´ y está a cargo de la UFI N°1 de Ituzaingó. Finalmente, las dos sillas plegables identificadas con nombre de fantasía Tío Due quedaron incautadas.
Si bien había poca gente en la calle en ese horario, los transeúntes se manifestaron indignados por la situación, aunque nadie intervino para tenderle una mano al funcionario en su cruzada justiciera.