Joni B. (su nombre y apellido real no será publicado para proteger su identidad) permaneció dos años y medio preso por un delito que no cometió. La presunta víctima fue el hijo de su pareja, con quien vivía y a quien crió desde los tres años (hoy tiene nueve). En el medio, la denuncia hecha por la familia del papá biológico del nene, a quien ahora la justicia ordena investigar por abuso sexual, y una amenaza velada expresada por el fiscal del juicio a la mamá de la criatura. “Fijate bien lo que vas a decir”, le expresó el funcionario a la mujer, que de inmediato también lo denunció.
Para sintetizar la historia hay que remontarse a un período de tiempo que puede acotarse a los días transcurridos entre el 15 y el 19 de marzo de 2021. Ahí el menor vivía en un entorno de familia ensamblada con su mamá y Joni, quien era su pareja y decidió asumir la crianza del chiquito como si fuera su propio hijo. Habitaban una humilde vivienda en el barrio Costa Esperanza, en la localidad de Billinghurst, en San Martín.
Por un acuerdo entre las partes, la familia del papá biológico del nene -llamado Samuel R.- lo pasaba a buscar los fines de semana y se lo llevaba para que luego la madre lo fuera a retirar hasta Rafael Castillo, en La Matanza. Como tantos otros nenes y nenas con padre y madre separados, los días transcurrían entre dos casas. Eso pasó luego de varios meses en que Samuel no tuvo contacto alguno con el niño.
Así fue la secuencia durante dos meses, hasta llegar a la fecha en cuestión. Aquel viernes 19 de marzo, la tía paterna retiró al chico de la casa de la madre y se lo llevó a Castillo para la visita. En el domicilio de los abuelos paternos, a donde el padre lo visitaba, ocurrió lo que dio origen al infierno que vivió Joni: como el menor no podía hacer caca, pidió ayuda y se descubrió que tenía el ano con sangre, por lo que decidieron hacer la denuncia.
@lauherreros CON LOS NIÑOS NO ! Obtuvimos la absolucion de un INOCENTE. Y PAZ PARA QUE UN NIÑO PUEDA EMPEZAR A SANAR 🙏. #absolucion #juiciooral #derechopenalargentina #compromisoprofesional #defensapenaleficiente #defensaresponsable #conlosniñosno #emocion #justicia #derechosdelosniños #amoserabogada #graciasdiosportusbendiciones ♬ sonido original – Lau Herre
¿Qué pasó? Según los dichos del chiquito había sido Joni quien lo abusó. Pero, en rigor, lo que se sospecha -y ahora está en investigación- es que fue el padre biológico (Samuel R.) quien le introdujo los dedos y cometió la vejación. Luego de que la familia paterna presentó la denuncia en comisaría, al día siguiente la mamá y Joni fueron a buscar al chico para llevarlo a un cumpleaños y el presunto abusador quedó detenido en medio de un espectacular procedimiento realizado por policías vestidos de civil con orden judicial.
IRREGULARIDADES EN LA INVESTIGACIÓN
La primera cámara Gesell al menor fue realizada en la comisaría 5ª de San Martín, jurisdicción a la que pertenece su domicilio. Se la realizaron a través de una videollamada -todavía regían restricciones por la pandemia- sin presencia de la defensa, del imputado ni del juez de Garantías. Tampoco hubo una psicóloga que avale lo actuado de manera presencial para contener al niño.
El procedimiento judicial fue a las 20 y a las 21 Joni terminó detenido. Así de veloz fue el trámite. Y pasaron dos años y medio para que el joven salga de la cárcel, luego de un juicio en el que hubo llantos y correcciones de parte del Tribunal en lo Criminal N° 7 del Departamento Judicial San Martín.
El menor, en tanto, quedó a cargo de la familia paterna y la mamá no pudo volver a tener contacto con él hasta seis meses después de que la mujer pudo recuperarlo mediante un juicio ante la justicia de Familia. En el segundo encuentro que tuvo con él, tras jugar a la tarde en la plaza y llevarlo a bañar a su casa, el chiquito rompió en llanto. “No quiero volver a lo de papá. Me amenaza, me pega, me trata mal, me metió el dedo en la cola y me dijo que diga que fue Joni”, fueron sus palabras.
“Hasta ese momento creíamos que era una mentira del padre y que lo había hecho en venganza a la madre. Pero esa confesión del nene nos hizo ver que el nene había sido en serio víctima de abuso y la mamá decidió denunciar en San Justo a Samuel, el padre del menor”, explicó a Primer Plano Online la abogada Marina Laura Herreros, defensora de Joni.
Desde ese momento la letrada reclamó la libertad de su defendido, cosa que le fue negada porque ya tenía fecha de juicio, que era inicialmente en abril. Pero la nueva denuncia, que también fue girada desde La Matanza a San Martín, postergó el debate, que recién arrancó en agosto pasado. En San Justo decidieron no intervenir y enviar la nueva causa al Departamento Judicial en el que ya estaba radicado el caso.
EL JUICIO
El fiscal Ricardo Romero llegó al debate con la hipótesis de que Joni había sido el abusador del nene. Su argumento: la declaración del chico en aquella cámara Gesell virtual, en la que dijo “Joni me metió el dedo en la cola”, pero no pudo referir detalles del contexto en el que supuestamente eso había ocurrido. La abogada Herreros pidió la realización de una nueva declaración del menor ante profesionales y con el protocolo vigente para una prueba así, que fue rechazada sistemáticamente por la Fiscalía bajo el fundamento de que sería “revictimizarlo”.
Sin embargo, después de la primera audiencia del debate oral el tribunal aceptó el planteo de la letrada defensora y ordenó la realización de una nueva pericia al niño siempre y cuando el chiquito estuviera en condiciones de declarar. La psicóloga de la Fiscalía también se opuso a que vuelva a exponer el menor porque podría estar influenciado su relato por algún adulto y así cambiar su versión “por un conflicto de lealtades”.
Pero la profesional también expresó que uno de los motivos por los cuales los chicos podrían volver a declarar en una causa por abuso es “su deseo de decir la verdad”. Con ese elemento, el tribunal pasó a un cuarto intermedio, deliberó y aceptó escuchar al niño con una nueva cámara Gesell en medio del juicio. Decisión de alto impacto y con perspectiva de los jueces Martín Esteban Klobovs, Gustavo Alfredo Varvello y Julián Descalzo.
La declaración del menor no fue menos impactante. “Ese día que fui a lo de mi abuela mi papá llegó cuando mi abuela y mi tía se fueron a comprar verdura, me dijo ‘esto es un juego’ y me metió el dedo en la cola. Como yo lloré y me dolió, justo llegaron ellas, me amenazó con que me iba a cagar a piñas y me ordenó que no saliera de la habitación. Pero cuando le pedí ayuda a mi tía le dije que Joni me metió el dedo en la cola”, contó el nene. Ese testimonio fue lapidario para el destino de la acusación contra el imputado. Y un elemento vital para poder desandar qué pasaba con ese niño, que al fin fue escuchado.
Pese a la contradicción de su relato con la denuncia original hecha por la abuela paterna del menor, la justicia no puso el foco en lo que podría ser una falsa denuncia, sino que prefirió darle curso al testimonio del menor. Es que, en rigor, hay una diferencia entre lo expresado por la abuela del chico, quien dijo ante la Policía que el papá biológico no estaba en la casa al momento de lo que supuestamente expresó lo del abuso y que ocurrió mientras ella le limpiaba la cola tras haber ido al baño, algo que luego se demostró no era así porque el chico tenía autonomía y sabía limpiarse solo.
Pese a que el fiscal insistió en su acusación contra Joni y pidió una condena, los jueces llegaron a la conclusión de que “contamos con versiones encontradas”, “la prueba reunida impide establecer si el hecho realmente ocurrió y en tal caso quién resultaría responsable”, por lo que “todo arroja un manto de duda acerca de lo ocurrido”. Es decir, no pudieron determinar si el chiquito fue abusado y quién fue el culpable de las vejaciones en caso de haber existido. Por eso absolvieron a Joni y dispusieron su inmediata libertad tras 30 meses preso por un delito que no cometió.

“El fiscal fue muy violento en todo momento. Es inquisidor, cazador de brujas. Pareció el abogado defensor del padre biológico del nene. Frente a él no existen los derechos de los imputados ni de los menores que son víctimas”, reflexionó la abogada Herreros en conversación con Primer Plano Online. En su alegato, en el que lloró, la letrada reconoció que “jamás hubiera defendido a un abusador”.
LA DENUNCIA CONTRA EL FISCAL
Un día antes del comienzo del juicio, el fiscal Romero convocó a su oficina a la mamá del menor. “Fijate bien lo que vas a decir”, le expresó el funcionario a la mujer, que de inmediato también lo denunció. Todo después de convocarla y atenderla “de mala manera”.
“Yo no voy a mentir, sólo voy a decir lo que me dijo mi hijo, pero quiero que quede claro que le tengo miedo al fiscal”, expuso la mujer. Por el momento sobre esa causa no hubo novedades. Tampoco todavía sobre la presentación de la mamá contra Samuel, el padre biológico del nene, por el presunto abuso sexual que tramita en La Matanza.