“Yo necesito justicia, primero y principal. Y lo que quiero pedir, de corazón, es que cuiden a los amigos de hijo, a los testigos, que tienen miedo, están asustados y no quieren que lo filmen o que lo sigan ni que muestren sus caras. Así como cuidan a los menores delincuentes también me gustaría que cuiden a los menores sanos”.
Paola es la mamá de Ezequiel Altamira, el adolescente asesinado por una patota en Ituzaingó para robarle el celular, que todavía no fue recuperado por la Policía. Como informó Primer Plano Online, por el estremecedor episodio ocurrido en la plaza Parque Hermoso de la localidad de Villa Udaondo el principal sospechoso es un menor de 14 años, inimputable por su edad.
Es decir, nunca irá preso por el crimen. Lo máximo que la justicia puede adoptar con él es lo que se conoce como medida de seguridad: el envío por 180 días, prorrogables por otro mismo período, a un instituto de minoridad. “Todos corrieron y él quedó atrás. Y se llevó la peor parte”, reveló la mamá de Ezequiel.
“Como son menores yo sé en qué termina esto. Sé que hay que cuidarlos y con la misma lógica creo que hay que cuidar a los menores que son testigos y que son amigos de mi hijo, que estaban en mi casa todos los días, que los conozco de muy chiquitos, los vi crecer, lo amaron y me lo demostraron. Lo que prometí que los voy a cuidar para que puedan declarar tranquilos y que puedan reanudar su vida”, explicó la mujer en conversación con Telenoche, por Canal 13.
Si bien el pedido de la mamá de Ezequiel fue hacia los medios de comunicación en general, que intentaron ayer conseguir el testimonio de quienes estaban con su hijo al momento del ataque, también hay en sus palabras una advertencia para que el sistema los proteja y no los revictimice. “Les pido que me busquen a mí. Yo ya no tengo más nada que perder”, se sinceró.
Lo que sabe la familia del ataque de la patota que terminó con la vida de Ezequiel Altamira
Está claro que a Paola le cambió la vida de un momento a otro. El sábado al mediodía recibió la visita de una comitiva policial que le informó lo que había pasado con su hijo y, desde entonces, todavía no logró dejar de estar absolutamente perdida. Confesó, en la entrevista, que no tiene en claro si fue bien asistido o no al momento del golpe y que no sabe mucho más de lo que salió en los medios.
Y también defendió a los amigos de Ezequiel, que estuvieron con él en todo momento y nunca lo dejaron solo. “Son chicos, hay que cuidarlos igual que a los delincuentes, que son chicos también. La culpa no la tienen los niños: la tienen las madres, los padres que los crían. Esos chicos no salen a molestar sin haberlo aprendido de alguien mayor. Yo soy mamá de un chico de 16 y vi no sé cuántos adolescentes sanos en el velorio de mi hijo”, describió.
En la charla Paola también pidió a la sociedad que la ayude a “hacer justicia”, y a difundir lo que pasó pero “dejando a los chicos de lado”. “Cuando ellos quieran, si las madres lo autorizan, saldrán a dar la cara. pero por ahora ellos están pasándola mal”, señaló.
Para finalizar, la mujer se manifestó “muy agradecida con la comisaría de Ituzaingó por cómo me trataron, cómo como buscaron la manera de decírmelo”, y también “con el Municipio de Ituzaingó, con el de Morón, que nos ayudaron muchísimo, y con el fiscal (Guillermo Rodríguez Rey), porque sentí que le están prestando atención al caso”.
Y dejó sus palabras finales para evocar a Ezequiel: “era un nene, normal, sano, que se estaba divirtiendo, era todo lo que hacía”.
