“Yo sólo quiero justicia, y si fue él que pague por lo que hizo” (ver ). Con todo el dolor a cuestas, Daniela Pereyra Aquino tiene fuerzas. La fortaleza indispensable para criar a su nieto, de apenas seis años, y para cubrir el vacío que dejó en su vida la muerte de su única hija, Florencia Velázquez (22), que murió en circunstancias que se intentan dilucidar en un juicio que se está llevando en los tribunales de Morón.
A modo de recordatorio, la chica murió luego de agonizar tres días. El 4 de marzo de 2018, mientras estaba en su casa de Murillo al 1800, de Pontevedra, en medio de una discusión con su pareja y padre de su hijo, Leonel Bladimir Cabral, la joven fue rociada con alcohol y luego prendida fuego con un encendedor que estaba en la habitación que compartían.
La chica salió de esa pieza hecha, literalmente, una antorcha humana, prendida fuego. Se tiró debajo de una canilla ante el estupor de la gente que estaba a su alrededor. Apagadas las llamas, Florencia alcanzó a decir “fue él, me quemó”, en clara alusión a Cabral. Otro vecino de la cuadra fue quien se ofreció a llevarla hasta el centro asistencial más cercano, y cuando estaba por arrancar apareció su pareja para decir que él iba con ella.
Florencia fue llevada de urgencia al hospital materno infantil de Pontevedra, localidad en la que vivía. El relato del hombre que la trasladó es un elemento clave en el juicio, que intenta reconstruir lo ocurrido en base a indicios. “¿Qué vas a decir?”, preguntaba él muy preocupado. Ya en el nosocomio, ella misma le contó a médicos y enfermeros que se había auto lastimado.
A las pocas horas, dada la complejidad de su cuadro por heridas en rostro, cuello, ambas regiones pectorales y dorsales además de las vías respiratorias, Florencia fue derivada al hospital Eva Perón de Merlo, ya sedada. Nunca más volvió a salir de ese estado y murió el 7 de marzo luego de dos paros cardíacos, del cual pudieron sacarla únicamente del primero. Hasta ahí la historia de un caso que está siendo desnudado por completo en el Tribunal Oral Criminal Nº 6 de Morón, en manos de la jueza Mariela Moralejo Rivera y los jueces Cristian Toto y Alejandro Rodríguez Rey.
Para la evaluación del caso no hay medias tintas: si fue que la chica se provocó las lesiones a sí misma, entonces Cabral, que está detenido desde poco después del hecho, no será condenado. Incluso el beneficio de la duda, si no está clara la mecánica de lo sucedido, juega en su favor. Pero si la justicia lo encuentra culpable, entonces no hay otra alternativa que le den perpetua por el delito de homicidio agravado el vínculo y por ser la víctima una mujer sobre la que el imputado ejercía violencia de género.
En la pericia realizada en la habitación en la que sucedió el hecho participaron los bomberos de la Policía Federal que trabajaron en el caso Wanda Tadei (prendida fuego por el exbaterista de Callejeros, Eduardo Vázquez). La conclusión a la que arribaron es que, en base al relato de Cabral y a la ubicación de la botella de alcohol, del encendedor y de la pareja, sus dichos son contradictorios. Pero no deja de ser un indicio más de los tantos que hay en un expediente inquietante e intrigante.
El próximo jueves, la fiscalía de juicio, representada por Paula Hondeville y su par Hernán Moyano, tendrá la oportunidad de expresar su alegato con la respectiva acusación Cabral. Después de eso, será el tribunal el encargado de dar a conocer el veredicto.