Son todas bandas juveniles conectadas entre sí y relacionadas a gran cantidad de hechos delictivos, algunos de ellos de alto impacto en la opinión pública. En este caso, el crimen del policía de la Ciudad Brian Coria, al que motochorros persiguieron por varias cuadras, le dispararon por la espalda y murió en el acto tras chocar contra un poste de alumbrado público en Castelar sur.
Por ese hecho había un joven de 15 años involucrado de manera directa en la investigación. Se trataba de Santino Reynoso, quien dos semanas después de aquel 14 de enero en que asesinaron al efectivo murió a manos de balas policiales tras un enfrentamiento en la localidad de Villa Madero, en La Matanza.
Como informó Primer Plano Online, el joven fallecido también estaba sindicado como autor de los disparos que hirieron de gravedad al médico Santiago Bos también en Castelar, horas antes del ataque a Coria. Es que, en ambos hechos, circulaban con una moto que había sido robada en Ituzaingó, con un casco similar a los tres hechos relatados anteriormente (los dos de Castelar y el de Madero).
El crimen de Brian Coria: cómo llegaron a los sospechoso
La mega investigación policial y judicial permitió recopilar “varios testimonios”, además de cámaras de seguridad, y hacer una trazabilidad de rasgos fisonómicos, cascos e impacto de antenas de los teléfonos que usaban los sospechosos de integrar una banda temible banda delictiva juvenil, que se pasaba entre sus integrantes cascos, motos y armas para salir a robar y matar.
Además de Santino Reynoso y Franco David Alonso (22), el otro fallecido en el caso de Villa Madero, la justicia había logrado establecer que otro menor de edad era parte de la estructura delincuencial. Y habían solicitado su captura nacional e internacional por al menos dos casos en donde pudo comprobar su participación.
El adolescente, T.A.R. (15, por ser inimputable su identidad no puede ser publicada) había desaparecido de los lugares que frecuentaba. Lo hizo tras la muerte de sus dos amigos y compañeros de robos y crímenes y luego de que otros integrantes de la banda cayeran detenidos por causas conexas a la que lo tenían como protagonista a él.
La vigilancia encubierta al adolescente buscado por el crimen de Brian Coria
Pero, como era lógico, dejó que todo se enfríe y volvió a su barrio de siempre, a la casa familiar. Agentes del Departamento Homicidios de la Policía bonaerense tenían el dato y esperaron a que se relaje para su detención. “Le hicieron una vigilancia encubierta y cuando salió de la casa lo detuvieron”, precisó una fuente de la pesquisa.
Fue en un domicilio de la calle Dante Alighieri al 3100 de Isidro Casanova, en La Matanza. El menor, al momento de ser apresado, tenía una remera blanca con letras negras con la inscripción de Santino Reynoso, el ladrón abatido en Villa Madero. “No importa la distancia que nos separe. Siempre habrá un cielo que nos una”, completaba la leyenda.

La Fiscalía Nº 1 de Responsabilidad Penal Juvenil de Morón pidió su captura por considerarlo partícipe de los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego y por ser en poblado y en banda en grado de tentativa en concurso real con homicidio agravado por el uso de arma de fuego criminis causa, todos en el caso específico del policía Brian Coria.
El tema es que, por su edad, el adolescente nunca será condenado por ese crimen. La justicia, una vez que constate que tiene 15 años, deberá avanzar en su sobreseimiento y lo máximo que puede determinar el juzgado interventor es lo que se denomina medida de seguridad, que es enviarlo a un instituto cerrado por el término de 180 días, prorrogables por ese mismo plazo hasta dos veces más.