Segundo capítulo de la vergonzosa operatoria que reveló ayer Primer Plano Online que comenzó a regir en Merlo y el negocio detrás de la muerte que instrumentó desde este mes el intendente Gustavo Menéndez.
Como informó ayer este medio, para poder enterrar y darle un digno adiós a cualquier ser querido, una familia debe abonar a una empresa privada de las tres que están habilitadas la suma de 25 mil pesos para iniciar el trámite y poder construir la sepultura en el cementerio Santa Mónica, ubicado en Libertad.
Primer Plano Online contactó al constructor Jorge Corbera, uno de los tres habilitados para llevar adelante el millonario negocio. Los otros dos son Leandro Palavecino y Miguel Ángel Cruz. Un cronista de este medio llamó como interesado en saber cómo hacer para despedir a un familiar y allí recibió la confirmación de la operatoria, que empezó a regir el 1 de abril tras la aprobación de la ordenanza por parte del Concejo Deliberante.
En concreto, los dos modelos que permite el Municipio son los siguientes. Uno de ellos es con dos hiladas de ladrillos, con contrapiso y carpeta final, liso y un cubículo para flores y la cruz. El costo es de $25 mil. El otro es una estructura de hierro con contrapiso y alfombra sintética, con cubículo para flores también y la cruz. Este tiene un costo de $18 mil.
AUDIO: EL DETALLE DE LA OPERATORIA Y EL BLOOPER DEL CONSTRUCTOR CORBERA:
Cuando una persona interesada contacta a los constructores recibe en su teléfono una foto con ambos diseños. El valor varía según el lugar en el que está la sepultura. Por ejemplo, si hay que hacer una base o un encarenado debajo de las lápidas para que no se tuerzan las construcciones crece el monto.
Para contratar el servicio hay que realizar un depósito bancario, o abonar a través de Pago Fácil o directamente una transferencia a la cuenta que se informa cuando la persona interesada se comunica. Allí se firma el contrato, se abona el total y con el comprobante de pago la empresa elegida pide el permiso de obra en el cementerio. “Todo se cancela en un pago único”, aclara el constructor, que cometió un blooper en su relato: «nosotros somos contratistas que estamos habilitados por el Municipio, pagamos el monotributo y estamos inscriptos en el Municipio. Nosotros pertenecemos al Municipio».
Al pie del contrato que se firma se establece que son tres copias: una para el arrendatario; otra para el constructor; y la restante para la Dirección del cementerio, que depende de la Secretaría de Gobierno municipal. Quizá sea la forma de control interno en el Municipio para cotejar las obras que se inician o están en curso. Pero también puede ser una forma de contabilizar la cantidad de contratos firmados y por qué monto.
Una simple y rápida cuenta indica que, si en un año se firman al menos mil contratos de $25 mil, el negocio millonario en juego es de 25 millones de pesos cerrado, en sólo tres manos de empresas. Además, en algunos casos ni siquiera hay factura por el «servicio» que las familias que entierran a sus deudos allí están obligadas a contratar. En rigor, esa observación evidencia la falta de escrúpulos de la gestión municipal. Si tenés plata podés enterrar dignamente a un ser querido, pero si no podés pagar fijáte cómo conseguís el dinero.