Cayó el segundo sospechoso por el crimen de Lucrecia Arias, la vecina de Castelar norte asesinada en la puerta de su casa cuando llegaba junto a su hija el pasado 25 de enero. Se trata de Rodrigo Leandro Costa Monzón (19), a quien le secuestraron su teléfono celular IPhone 14 mediante el cual le estaban siguiendo sus pasos.
Fuentes de la investigación informaron a Primer Plano Online que Costa Monzón fue interceptado esta madrugada de lunes por personal de la DDI Morón a la salida del boliche Pinar de Rocha, a donde había ido a pasar la noche. Ahora quedó a disposición de la justicia para ser indagado en las próximas horas.
Para el arresto del sospechoso fueron necesarias infinidad de horas de seguimiento de cámaras de seguridad y el entrecruzamiento de antenas de telefonía celular vinculadas a los acusados. La exhaustiva investigación estuvo a cargo del fiscal Matías Rappazzo, y del secretario de la Fiscalía Nº 7 de Morón, Leandro Tommasone.
En el territorio el trabajo estuvo a cargo del jefe de la DDI de Morón, Dante Pérez Bianchi, que se internó durante varias semanas en el barrio Fuerte Apache para seguir la pista de los presuntos asesinos, con la colaboración de tecnología aportada por la Policía Federal, como un dron para captar objetivos a distancia. Todo eso fue necesario para que tres meses después del crimen el caso empiece a esclarecerse.
“El imputado estaba viviendo en diversos domicilios para evitar ser ubicado. Incluso había previstos varios allanamientos en curso para concretarse, pero la pista de su celular fue clave para poder encontrarlo”, detalló un investigador consultado por Primer Plano Online.
UNA INVESTIGACIÓN COMPLEJA Y TRES HECHOS
Había muy poco en el comienzo de la pesquisa de un crimen que conmovió a la opinión pública: válido es remarcar que en 80 días la organización delictiva fue desarticulada. Como informó este medio, el pasado 7 de marzo el juez de Garantías Marcelo Manso firmó la prisión preventiva para Nahuel Hernán Palacios, sindicado como uno de los autores del hecho.
En el mismo fallo, el magistrado había otorgado la excarcelación a Diego Fernando Tévez, el sujeto que tenía en su poder el celular que le fue robado a Lucrecia durante el robo ocurrido en la calle San Nicolás al 2000. De ese robo la propia familia se percató varios días después, tras el entierro, porque inicialmente sospechaban que pudo haber quedado en el auto que manejaba la víctima.

Costa Monzón y Palacios enfrentan idénticos cargos: robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma de fuego, portación ilegal de arma de guerra y homicidio criminis causae cometido por el uso de arma de fuego, todos en concurso real entre sí.
Es que son tres los hechos que forman parte del voluminoso expediente judicial. Por un lado, el robo del auto en el que se movilizaban los asesinos, ocurrido el 23 de enero frente a un domicilio de la calle Cavassa al 3200 de Caseros. Allí, los integrantes de la banda, que en principio eran tres, abordaron a una familia y le sustrajeron, a punta de pistola, el Peugeot 208 negro con el cual dos días después mataron a Lucrecia.
El mismo día del crimen de Arias, los delincuentes intentaron asaltar a un vecino de Castelar que llegaba a su vivienda de la calle Carlos Casares al 1800 en su auto. Una rápida maniobra defensiva de la víctima evitó que concreten el delito, pese a que fue también amenazado con armas de fuego. Unas horas más tarde cometieron el asesinato de Arias, siempre al mando del mismo auto robado 48 horas antes.
