La batucada de los quintos años de la secundaria ya es una tradición. A una semana de terminar el ciclo lectivo 2024, los estudiantes se reunieron lookeados con ropa especialmente diseñada para la ocasión -con mucha producción previa y la leyenda «2025» como sello obligatorio-, para empezar a celebrar la llegada del último año de su paso por la escuela secundaria.
Pero el evento que debía ser una fiesta de comienzo a fin, terminó opacada por el alcohol y varias peleas a golpes de puño entre los adolescentes que no paaron a mayores. Con la presencia de más de 3.000 chicas y chicos de establecimientos educativos públicos y privados de las localidades de Morón, Castelar, Ituzaingó, Padua, Merlo Hurlingham y El Palomar, el punto de encuentro fue la emblemática esquina de Santa Rosa y Sarmiento. En un principio, la celebración transcurría en perfecta armonía, con papel picado, espuma, serpentinas, bombos, redoblantes, cánticos, palmas y algunas bengalas. Pero la aparición del alcohol no tardó en llegar y arruinar lo que parecía iba a ser un festejo perfecto. Incluso dos jóvenes se descompensaron y debieron ser trasladadas por el SAME Morón.
Como nunca antes, los grupos estuvieron acompañados por gran cantidad de adultos que apostados en las inmediaciones observaron esta “ceremonia” que los chicos vivían como una verdadera fiesta. Obviamente, la multitudinaria convocatoria generó cierto caos vehicular, que debieron ordenar los dispositivos de tránsito de los Municipios de Morón e Ituzaingó presentes en el lugar alertados del desarrollo de un evento que desde hace ya varios años congrega en la emblemática esquina de Castelar a gran cantidad de grupos de adolescentes que se movilizan a pie desde distintas localidades vecinas.
El viernes que viene al mediodía habrá una movida similar: esta vez será el turno del festejo de los egresados 2024. Se trata de la celebración del UUD (Último Último Día), la jornada en que los estudiantes de sexto año le dirán adiós para siempre a la escuela secundaria, no sin antes pasar en vela la noche del jueves bailando y celebrando hasta la madrugada para llegar puntualmente a sus escuelas y asistir al último día de clases.
Los tiempos cambian, las formas de festejar mutan y el consumo de alcohol a una edad cada vez más temprana debe necesariamente convertirse en un tema a resolver empezando por casa, pasando por las escuelas y estableciéndose como imperioso tema de agenda del Estado.