Otra denuncia por abuso sexual contra un docente de Ituzaingó es archivada. De nuevo fue un profesor de música el acusado y la justicia adopta el mismo camino que hace algunas semanas atrás: archivó el expediente en trámite porque los elementos recolectados no permiten determinar si los hechos existieron o no, ni si fueron cometidos en el establecimiento educativo de nivel inicial en caso de haber ocurrido.
La presentación judicial fue realizada por la mamá de una menor que actualmente tiene diez años. El expediente se inició cuando la chiquita tenía tres, en 2015. Según su denuncia, la niña le contó mientras la bañaba que el docente en cuestión, perteneciente al jardín ‘Achalay’, que se ubica en la calle Trole y Olavarría, la había manoseado en sus partes íntimas.
Siempre según lo narrado por la mamá de la supuesta víctima, la menor hizo una demostración de las vejaciones con un bebote en su casa. Al otro día, tanto la madre como el padre fueron al establecimiento en cuestión y hablaron con la directora, que labró un acta con el relato y les dejó en claro que “eso es imposible que haya pasado” porque el docente de música “nunca se queda solo con los chicos” sino que en todas las actividades está presente la maestra.
Luego papá y mamá realizaron la denuncia de rigor y llevaron a la niña al hospital Posadas, en donde luego de explicar el motivo la atendieron tres pediatras. Los médicos pudieron determinar que aparentemente, no había sufrido ningún tipo de penetración tras revisarla, y la derivaron a una ginecóloga infantil. La nena en esos días siguió contando algunas cosas más, siempre según los dichos de su mamá.
Después llegó la investigación judicial y nada del relato se pudo probar. Todos los testimonios recopilados desacreditaron la versión expuesta por la mamá, y a lo largo del expediente declararon madres, directivas y docentes compañeras de trabajo del acusado. Lo más importante que se reveló es que la maestra titular de la sala en cuestión aseguró haber estado presente en cada una de las clases y aseguró que eso que se denunció no pasó.
“La clase duraba media hora, comenzaban con una canción de saludo, luego en algunas ocasiones (el profesor) repartía instrumentos y los chicos sonorizaban algunas canciones, a veces hacíamos una ronda y hacíamos canciones para mover el cuerpo. Después, les enseñaba alguna canción y luego se despedía con otra canción en donde (el profesor) tocaba la guitarra”, fue lo que describió la docente. No sólo que nenes y nenas nunca quedaban a cargo de otro maestro, sino que incluso en las aulas había practicantes, la vicedirectora y la directora en ocasiones.
En el expediente también se expresaron otras compañeras, directivas y mamás de la sala. Las educadoras calificaron al docente denunciado como “ejemplar” y desde la conducción del establecimiento mostraron un dato contundente: de 17 nenas y nenes que iban a esa sala, 14 siguieron yendo al jardín, porque a la denuncia de la madre “no le creyó nadie”, según narró una integrante de la comunidad educativa y consta en el expediente. Y los tres que se fueron argumentaron diversos motivos operativos que nada tenían que ver con la situación judicial.
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Según pudo constatar Primer Plano Online, los profesionales que evaluaron las conductas de la menor consideraron que presentaba “un nivel de juego acorde a su edad cronológica y etapa evolutiva”, no presentaba “alteraciones de la memoria inmediata o remota” ni “núcleos fabulatorios ni persecutorios”. Y señalaron un elemento en particular: “la situación de conflicto y separación de la pareja parental durante el transcurso de casi todo el año 2015 se puede inferir también como una situación traumática para la niña”.
Y sugirieron, asimismo, que “por la cantidad de veces que la niña ha tenido que exponer la situación traumática vivenciada ante diferentes interlocutores y su corta edad, se considera que no se encuentra en condiciones de prestar declaración testimonial”, es decir, ser sometida a una cámara Gesell. Por eso, al no haber elementos que permitan evaluar si los hechos existieron o no y si ocurrieron en el jardín, la justicia determinó el archivo del expediente.
Fue el abogado Sebastián Chouela, que representa legalmente a docentes que enfrentan este tipo de denuncias, quien solicitó a la Fiscalía Descentralizada Nº 1 de Ituzaingó que resuelva la situación procesal del imputado, quien desde el momento en que fue mencionado tuvo que dejar de trabajar. “No presenta signos médicos de peligrosidad”, fue la conclusión que expuso el perito médico psiquiatra oficial que evaluó al acusado.
El letrado pidió que se desestime el proceso penal y se dicte el sobreseimiento de su defendido y se cierre definitivamente la causa. Pero por protocolo de actuación, y mientras no haya otros fundamentos legales para continuar la investigación, el camino intermedio es el archivo. “Los elementos recolectados hasta ahora no alcanzan la entidad suficiente como para tener acreditado el hecho denunciado”, consideró el fiscal Marcelo Tavolaro. Recién dentro de tres años, de no surgir nada nuevo, el profesor de música podrá pedir su sobreseimiento definitivo.