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domingo, noviembre 10, 2024
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“Yo le gané al cáncer”: la conmovedora historia del nene que superó tumor y leucemia y ahora sueña con jugar en Morón

Lautaro Daniel Britos es conocido por su entorno como ‘Dani’. Próximo a cumplir 7 años, recibió antes de ayer una noticia que decidió no guardarse para sí y compartirla con quienes quieran enterarse que es un verdadero guerrero: los médicos que lo atendieron durante seis años y lo sometieron a diversos tratamientos lo convocaron junto a su mamá para informarle que estaba curado y tenía el alta médica. Por primera vez, Dani podrá hacer vida normal como cualquier pibe de la edad.

Primer Plano On Line conversó con Gabriela Puyol, la madre del protagonista de una historia que tiene rasgos de dramatismo pero que deja un mensaje esperanzador que alumbra a todo a su alrededor. Esa mujer, que dejó de lado todo para internarse durante gran parte de estos años junto a su nene más chico –“incluso a mis otros cuatro hijos”, confiesa no sin un dejo de culpa-, tiene muchas cosas por contar pero una felicidad que no le cabe en el cuerpo.

Todo comenzó cuando Dani cumplió un año. Ella lo venía observando desde hacía un tiempo porque notaba, con la intuición de madre que suele ser infalible, que algo no estaba bien. Es que el nene comenzó a caminar muy pronto pero de repente perdía la estabilidad y se caía siempre hacia el lado izquierdo. También notó cambios en el comportamiento, que se rascaba y se tocaba de manera continua la cabeza y hasta dejó de hablar o expresarse como lo hace un bebé con ese tiempo de vida. Lo habló con el pediatra y la respuesta que recibió fue que cada persona tiene diferentes maneras de desarrollarse.

Pero el 31 de diciembre de 2012, el chiquito se desmayó sin ninguna razón en su casa. No se había golpeado, estaba jugando normalmente y de repente se desvaneció. Mamá salió corriendo al Hospital de Morón, donde el doctor Néstor Vargas (“jamás me voy a olvidar de ese médico, al que Dios puso en nuestro camino”, lo evoca Gabriela) lo observó y le realizó estudios que no le gustaron. Recomendó un traslado urgente al Hospital Posadas o al Garrahan para que le realicen prácticas de mayor complejidad porque era necesario profundizar las imágenes para ver qué pasaba en la cabecita de Dani.

Decidieron ir al Garrahan, donde los médicos le realizaron una tomografía computada y le diagnosticaron un tumor en cabeza, debajo del hipotálamo derecho. “Quedamos internados y empezó un tratamiento largo, que terminó cuando a los cuatro años, Dani fue operado por un neurocirujano especialista que vino desde Francia para realizar la cirugía”, rememora Puyol. En el medio, equinoterapia en San Isidro y demás prácticas para evitar que la enfermedad avance.

Según recuerda la mamá, era del tamaño de una bolita de esas con las que los chicos juegan, pero afectaba su parte motora. La operación la describe como casi milagrosa: fue en el Hospital de Clínicas, “con láser, súper rápida y sencilla”. A punto tal que en el mismo día volvieron a su casa. El cáncer fue disuelto.

La historia de Dani
Todas las fotos que ilustran esta nota fueron elegidas por Dani, según contó su mamá

Pero después de la operación llegó otra barrera que el destino le puso por delante a la familia. Otra vez Gabriela detectó que el nene tenía ganglios inflamados en el cuello y en la pelvis. Lo informó a los médicos, que le hicieron estudios y se confirmó que padecía leucemia. Entonces arrancó otra etapa para Dani, con quimioterapia e internaciones que duraban entre dos y tres meses. En el medio un proceso de escolarización en el jardín de infantes que prácticamente no tuvo y un primer grado con dificultades por las largas ausencias que tenía al colegio.

Pero ocurrió otro fenómeno que lo muestra como un batallador feroz. En la Fundación Hospitalaria, donde pasaba largas internaciones junto a su madre, no dejaban entrar juguetes y lo único que permitían ingresar, a modo de obsequio, eran libros. Y Dani, entre tanta aguja y guardapolvo blanco pero médico alrededor, aprendió a leer solito. Cuenta Gabriela que un día la maestra lo llamó para ver como andaba y el nene, con su humor siempre arriba, le contó: “Seño, aprendí a leer solo. ¿Vio que no la necesito?”.

El jueves pasado Gabriela y su hijo fueron citados al Garrahan. Dani se quedó en la sala de juegos, con otros chicos, porque la mamá no sabía qué le iban a decir. Entró sola. La esperaban varios profesionales que comenzaron a describirle los desafíos que enfrentó el niño en todos estos años de tratamientos diversos. “Pero está curado. Tiene el alta”, le informó una médica que se salía de sí por darle la noticia. Como es lógico Gabriela estalló en llanto. Y otro médico fue a buscar al nene, al que también le dio la información. El chiquito se abrazó a mamá y gritó: “le gané al cáncer, gracias Dios”.

Gabriela tiene cuatro hijos más de 18, 16, 12 y 10 años. Más allá de los pases de factura por su ausencia prolongada para dedicarse a la recuperación del nene, su hogar de Villa Luzuriaga se convirtió en un salón de fiestas desde hace 48 horas. Todos festejan por tenerlo recuperado y esperan comenzar una nueva vida. “Mis hijos se hicieron grandes de golpe. No tengo palabras para agradecer todo lo que hicieron”, dice la madre de todos ellos, no solo de Dani. El nene, que ya conoce lo que es superar obstáculos, ahora va por su sueño.

Hincha fanático del Deportivo Morón y seguidor particularmente del ‘Bicho’ Rossi, su ídolo, quiere jugar en primera con la camiseta del ‘Gallo’. ¿Alguien está en condiciones de decirle que no podrá lograrlo?

La historia de Dani

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