“Angustia y tristeza”. Con esas palabras, Marcelo V. (56) definió su estado de ánimo frente al escalofriante ataque tipo piraña que sufrió ayer en su casa de Morón, cuando salía rumbo a su trabajo. Eran las 6.30 de la mañana y cuatro delincuentes lo abordaron a punta de pistola para robarle la camioneta Fiat Toro.
El hecho ocurrió sobre la calle Alcalde Benito Rivas al 600, casi esquina Vicente López, y según la propia víctima fue algo fortuito, no dirigido en particular hacia él. “Yo salía a trabajar y mi mujer al rato llevaba al nene al colegio. El movimiento normal de cualquier familia laburante. Según las cámaras fue un hecho al voleo, porque iban a doblar en Humahuaca (la otra esquina de su casa) y volvieron para atrás”, relató ante los medios que se acercaron hasta el domicilio.
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Marcelo vive hace 20 años en Morón y, como todos los días, lo que hacía era sacar su rodado primero y luego el de su esposa para que la salida rumbo a los destinos de la familia sea más simple. “Estaba con el portón abierto para sacar la camioneta de mi mujer de culata. Adentro de la casa estaban ella y mi hijo, por eso forcejeé con los delincuentes y los saqué para afuera, para que no entren”, indicó.
Ese coraje que tuvo para impedir que la banda entre a la casa fue lo que derivó en el peor momento. “Quedate quieto que te pego cuatro tiros en el pecho”, lo amenazó uno de los atacantes mientras el resto organizada la huida. El rodado nunca apareció. “Me dijeron ‘vamos adentro, vamos adentro’ y yo lo único que quería era que no entren a mi casa”, se sinceró.
De impotencia sacó la otra camioneta para seguir a los ladrones, pero se arrepintió. “La verdad, dan ganas de irse a la mierda de este país”, expresó visiblemente compungido. “¿Y ahora, cuando tenga que guardar el auto?”, le preguntó un cronista. “Lo haré con el culo en la mano”, cerró Marcelo.