Un reclamo que se hace oír fuerte por estas horas promete llegar el próximo viernes 28 de noviembre al Concejo Deliberante de Tres de Febrero. Está encarnado por la asamblea vecinal de Villa Bosch, que reclama frenar lo que definen como un “genocidio ambiental” por la decisión de entregar el bosque de eucaliptus emplazado en el corazón de la ciudad para la construcción de canchas de fútbol y paddle.
El lugar, que es un extendido hacia ambas márgenes y que se encuentra ubicado sobre Luis María Campos al 5500, pertenece a la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). Allí coexisten una flora y fauna únicas para la región, y se expresa uno de los pocos pulmones verdes de un distrito en donde abunda el cemento.
Juan Romero, habitante de la zona, explicó en el programa Primer Plano por canal Somos, de Flow, que los vecinos están denunciando “un negociado”, debido a que la cesión de tierras que se hizo en favor de la sociedad Molisano-Monforte “está viciada de cosas extrañas”.
La sorpresiva irrupción de Megatlon
“Durante años no hicieron nada, ni cortaron el pasto. Tres años después de la cesión, el intendente declara al lugar como un terreno baldío y no puede seguir así. Convoca a la empresa Megatlon y negocia la entrega de una parcela, que en realidad no está separada del resto del bosque. El predio en Catastro figura como uno solo y fue declarado en 2023 como patrimonio histórico, cultural, ambiental y de desarrollo”, describió el vecino.

Cuando se enteraron del proyecto, que incluso fue divulgado por el Municipio en sus redes sociales, fueron al Concejo Deliberante y conversaron con el presidente del cuerpo y dos concejales, quienes les aseguraron que no iban a hacer nada en el terreno en cuestión. “Al lunes siguiente, la pala mecánica estaba en la puerta del predio”, precisó Romero.
La obra que se puso en marcha contemplaba quitar la arboleda del lugar, y el lógico reemplazo de flora y fauna por cemento para avanzar en la construcción del complejo deportivo. Al ver la escena, la asamblea vecinal se acercó a solicitar los permisos para la realización de esos trabajos, que el encargado del emprendimiento no tenía consigo. La insistencia del reclamo hizo que la máquina se retire.
Sin embargo, 48 horas después la pala mecánica regresó con un fuerte cordón policial que, empujones mediante, evitó que la gente interceda para frenar el desmonte. La respuesta vecinal es la realización de una marcha el próximo viernes al Concejo Deliberante para exigir respuestas y que frenen las obras.
Es más: nadie les presentó el respectivo informe de impacto ambiental que implica instalar tres canchas de futbol 5, dos de paddle, con buffet y vestuarios. Ante el avance de las máquinas y el emprendimiento privado, prometen resistencia.










