Dos de los principales dirigentes del Club Atlético Ituzaingó (CAI) mantuvieron un encuentro con el titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), Eduardo Aparicio, para asumir el compromiso de “mejorar y reforzar la seguridad” en el estadio Carlos Sacaan después del escándalo que se vivió en el último partido que el Verde jugó como local ante San Miguel.
Como se recordará, luego de aquel encuentro, el jugador visitante Nahuel Sica terminó lastimado en el rostro después de haber sido agredido en una escaramuza tras el pitido final del árbitro. Por ese hecho, el organismo provincial emitió un duro comunicado contra la institución local y determinó que aplicará el derecho de admisión para con el vicepresidente del CAI, Facundo Titunik, y su hermano Matías, acusados de haber sido los responsables de la agresión.

Ahora, el presidente de Ituzaingó, Hernando Politano, y el vicepresidente primero, Diego Brancatelli, mantuvieron el cónclave con Aparicio con la finalidad de intentar que el club siga jugando como local lo que resta del torneo de la B Metropolitana, en donde se encuentra último en la tabla de posiciones y con serio riesgo de perder la categoría. Además, la dirigencia consiguió que se autorice el ingreso de público.
A modo de garantía, los directivos le comunicaron a Aparicio que la comisión decidió adoptar medidas como asignar un nuevo encargado para la seguridad los días de partido, limitar el acceso a la zona de vestuarios y campo de juego, continuar con la asignación de una tribuna exclusiva para uso de la delegación visitante y modificar los operativos policiales para una mejor organización del evento.
Dede el Aprevide, en tanto, ratificaron la sanción a los hermanos Titunik mientras dure la causa judicial que enfrentan bajo la carátula de lesiones y que tramita en la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada Nº 2 de Ituzaingó.