“Que nos paguen, que nos paguen”. Trabajadores de la ex clínica Constituyentes de Morón no encuentran obstáculos en las condiciones climáticas adversas para hacer oír su reclamo: exigen cobrar la deuda que mantienen con ellos en concepto de indemnización y que se cumpla con la promesa de reincorporación realizada por los flamantes propietarios del lugar.
Además de la patronal, cuya nueva figura legal es la Red Basa, del Grupo Olmos, que reconvirtió al lugar en el sanatorio Santa Clara luego de la compra definitiva a sus anteriores propietarios Ramiro Britos y a Luis Videla, a quienes la gente les exige el pago respectivo, la bronca de ese grupo de hombres y mujeres es expresada en contra de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA Hurlingham), gremio cuyo titular es Jorge D’Andrea, a quien acusan de desentenderse de la problemática.
Como contó en varios artículos Primer Plano Online, único medio presente en la protesta de hoy, que además viene acompañando las diversas manifestaciones realizadas por los trabajadores desde hace más de cinco años, el establecimiento sanitario había cerrado sus puertas en noviembre del año pasado y dejó a más de 400 personas en la calle, sin su fuente de ingreso. Pero antes de bajar la persiana, los antiguos dueños ya venían acumulando deudas por cargas sociales, salarios y medios aguinaldos impagos.
“Hasta que nos paguen lo que nos deben, nos indemnicen y reincorporen a la gente que no tiene trabajo vamos a seguir manifestando”, afirmaron en conversación con este medio. En la queja que expresaron hoy también mencionaron al intendente de Morón, Lucas Ghi, a quien le reprochan por haber asistido a la inauguración del nuevo nombre del predio cuando todavía restaba resolver qué pasaba con ese grupo de trabajadores.
Jorge D’Andrea, el sindicalista que le da la espalda a trabajadores despedidos
Pero la furia principal está concentrada en el gremio Sanidad. “Al señor D’Andrea le avisamos que hoy se salvó por la lluvia, pero la semana que viene movilizamos al sindicato para ver si les da la cara para recibirnos y ayudarnos”, refirió uno de los despedidos. “Seguimos sin cobrar un peso y nadie nos da una respuesta”, acotó otra mujer.
Encima tienen presentes las insólitas declaraciones del gremialista, sospechado de ser cómplice de la patronal empresaria y de estar de ambos lados del mostrador, quien descalificó las manifestaciones al afirmar en un programa de televisión que son “80 trabajadores” los que están en conflicto y “sólo 15 los que protestan”.
“Nosotros aportamos años para el sindicato y ahora que lo necesitamos no está con nosotros”, le esperaron a D’Andrea. Y también dirigieron dardos al Grupo Olmos, que “sólo hizo promesas para desconcentrar las movilizaciones”.
Cabe recordar que los flamantes propietarios de Santa Clara cuando reabrieron las puertas del lugar asumieron el compromiso de convocar a las y los trabajadores más calificados de la anterior administración para arrancar una relación laboral de cero, algo que tampoco se efectivizó.
Eso, lógico, a partir de un nuevo vínculo y sólo en caso de que la nueva prestadora lo requiera, sin la antigüedad acumulada. Pero ni así tuvieron novedades.
