Rosendo Lobo, “Cacho” para sus compañeros, tenía 59 años y una familia numerosa que sostenía con su labor diaria en la sucursal Castelar sur del Supermercado Vea ubicado sobre la avenida Zeballos 3154. Con su partida repentina deja una esposa, cinco hijos y nietos.
Lobo era paciente de riesgo por lo que desde el año pasado y hasta comienzos de éste estuvo licenciado. Cuando hace algunos meses se anunció el inicio del plan de vacunación se anotó, como el resto de sus compañeros, y pudo acceder a la primera dosis. Casi un mes después, cuando se dio a conocer el decreto que obligaba a los trabajadores que habían recibido la vacuna a retornar sus tareas, volvió al supermercado.
A pocas horas de su fallecimiento todo es dolor entre sus compañeros. En diálogo con Primer Plano Online, Natalia Nóbile, delegada gremial de la sucursal expresa su indignación: “Evidentemente una primera dosis no otorga la inmunidad suficiente porque Cacho trabajó una semana, cayó infectado y su situación fue empeorando día a día. Fue internado en el Sanatorio del Oeste de Merlo e intubado porque el virus avanzó muy rápido en él. Durante cinco días la peleó con todas sus fuerzas pero el virus pudo más”.
La representante sindical cuenta que todas las noches hablaba con la esposa de su compañero para conocer el parte médico con los últimos detalles de la evolución de Lobo. En la última comunicación le contó que si bien no tenía grandes mejorías ya sus dos pulmones estaban comprometidos, estaba estable. Sin embargo, veinte minutos después Nóbile recibió el llamado que le anunciaba la peor noticia: Cacho no resistió y murió.
La delegada había iniciado hacía tres semana “una lucha con la empresa cuando nos contagiamos varios compañeros: primero nos infectamos cuatro, entre ellos yo y Cacho, en la segunda semana otro trabajador y ésta última otros tres. Durante mi aislamiento intenté varias veces comunicarme con el área de Recursos Humanos pero no tuve respuesta. Por eso, aún sin el alta médica, decidí acercarme a la sucursal para que escuchen mi alerta de que nos estábamos infectando entre nosotros. Y argumenta: “Ahí organicé una asamblea para pedir un simple protocolo reforzado: impedir que la gente de los distintos turnos se cruce y se signa contagiando; aislar como corresponde; que se respeten los días para la realización de testeos que se deben hacer a las 72 horas de un positivo, no al otro día cuando el personal vuelve a trabajar sin síntomas y contagia al compañero”, explica y concluye “Tuvieron un mal manejo y hoy nos estamos lamentando en grande y esto no puede quedar así”.
Por este motivo el cuerpo sindical decidió que en el día de hoy, lunes 10, el supermercado no abrirá sus puertas al público, mientras esperan que aunque ya resulte tarde, se comiencen a implementar los protocolos sanitarios debidos que resguarde la salud y la vida de los trabajadores.