Hubo saña, alevosía y una crueldad que llama la atención. Y las heridas que presentaba el cadáver de Rosa Ramundo (73) todavía no pudieron ser esclarecidas luego de una autopsia que se extendió por varias horas: la médica forense no logró determinar si las heridas que la mujer presentaba en el rostro son producto de una feroz golpiza o a raíz de un ataque con arma de fuego de bajo calibre.
Como suele decirse en ámbitos periciales, los cuerpos hablan. Pero en este caso en particular, por la cantidad de lesiones que no se pudo hasta el momento determinar cómo la asesinaron. Es que la víctima de lo que sí está claro se trató de un homicidio sufrió una herida contuso-penetrante en la región malar izquierda, otra en forma estrellada en la misma zona, pero del lado derecho y en la oreja “compatible con orificio de salida de arma de fuego”; dos cortes largos en la frente y hundimiento en la región nasal, además de hematomas en distintas partes del cuerpo.
“La muerte se debió a un paro cardiorrespiratorio traumático consecuente con heridas contusas en la extremidad cefálica”, fue la conclusión de la profesional que realizó la necropsia. Lo que no se pudo todavía establecer a ciencia cierta es si esas heridas fueron por balazos de arma de bajo calibre o con algún objeto contundente con forma de punta. Eso recién se podrá asegurar con el resultado de estudios complementarios.
La investigación en manos del fiscal Fernando Siquier Rodríguez está centrada en la revisión de cámaras de seguridad y otras medidas de prueba luego de la presencia en la vivienda de la calle Solari al 2900 de personal de la Policía Científica en tres ocasiones. Lo que sí está claro es la reflexión hecha por un vocero vinculado al esclarecimiento del hecho: “la atacaron de manera salvaje”.
El cuerpo de Rosa fue hallado en su casa y desde un primer momento se sospechó que fue un crimen en el contexto de un intento de robo, porque de la vivienda, a simple vista, no faltaba nada. Ramundo, de nacionalidad italiana pero residente en la Argentina desde hace varias décadas, vivía sola y no tenía hijos ni entorno familiar cercano.