En la segunda y última jornada del juicio que se le sigue en los Tribunales de Mercedes al escribano de Morón Ricardo Baladía, acusado de asesinar de una puñalada y luego descuartizar el cadáver de su jardinero Miguel Pereyra para luego intentar descartar sus restos en el río Luján, se conocieron los alegatos de las partes tras la declaración de los testigos ofrecidos.
Tanto la Fiscalía, a cargo de Guillermo Lennard, como la querella que representa a la viuda de la víctima, encargada por los abogados Pablo Lamoglia y Claudio Cerqueti, coincidieron en solicitar la pena de 20 años de prisión para el profesional. El delito que se le imputa en sí a Baladía es el de homicidio simple, que tiene una escala penal que va de los 8 a los 25 años de cárcel.

Entre los adicionales planteados por las partes se encuentra la planificación previa del hecho (es decir, el escribano había preparado todo para matarlo y hacer desaparecer el cuerpo), y la nocturnidad, que fue el momento del día en que intentó arrojar los restos al curso de agua. Cabe recordar que el acusado fue descubierto por personal policial en momentos en que se desprendía de las partes de lo que era un cuerpo humano hasta hacía horas.
Cuando fue invitado a declarar por los jueces Ignacio Racca, Daniel Eugenio Machain y Pablo Vieyro, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 del Departamento Judicial Mercedes, Baladía se sentó en el banquillo y aceptó brindar su testimonio sobre lo ocurrido aquella jornada. Habló de una suerte de triángulo amoroso que mantuvo con la viuda de Pereyra, Verónica Soñez, y se excusó en que, por esa relación clandestina, tuvo miedo de que el jardinero pudiera atentar contra él.

El tema es que, de esa situación, de la que la mujer había hablado en su momento con Primer Plano Online pero en otros términos y completamente inversos, no presentó ningún testigo o prueba, así que todo se circunscribió a sus dichos. Sí reconoció que le asestó la puñalada mortal en el pecho, pero que lo hizo al defenderse de un presunto ataque de Pereyra.
Por eso su defensa, encabezada por los abogados Luis Victorio Rapazzo, Guillermina Rapazzo y Maximiliano Ponce de León pidieron que sea condenado a una pena de tres años por su estado de emoción violenta, inimputabilidad temporal (por estar medicado) y abuso en legítima defensa. La lectura del veredicto está prevista para los próximos días.