“Hay una desinversión terrible, y faltan repuestos e insumos para reemplazo y arreglos”. Pablo Montenegro, trabajador del área de material rodante de la línea Sarmiento y miembro del cuerpo de delegados de la Unión Ferroviaria, reveló las condiciones en las que están prestando labores en los talleres de la empresa estatal Trenes Argentinos. Y reflexionó sobre las implicancias que eso tiene en los servicios que unen el oeste del conurbano con Once.
Con un video que grafica el momento, la charla con Primer Plano Online atravesó diversos tópicos. El principal, de estas horas, es el recambio de los conocidos como kit de brida, que no es otra cosa que los bulones que sujetan los vagones. La muestra fue con una formación que fue parada en el taller de Villa Luro.
“Para hacer la revisión hay que separar coche por coche y sacar los bulones, que lleva dos de cada lado, y que cuando se sacan ya no se pueden volver a usar, sino que hay que colocar bulones nuevos porque los utilizados ya están estirados y quedan más finos. Pero están faltando esos bulones y se vuelven a poner los mismos”, explicó Montenegro en la filmación.
“Es una cuestión de seguridad básica y elemental. El fabricante recomienda que, una vez que se saca el bulón, hay que cambiarlo”, completó el especialista. Pero el capítulo vinculado a la falta de inversión no se termina en esos tornillos, sino que tiene una amplitud mayor y desconocida para la mayor parte del público usuario.
Según Montenegro, están en falta también los carbones de los motores eléctricos, algo que repercute en los trayectos de las formaciones diésel. Hay, en la actualidad, un total de 11 locomotoras paradas en los talleres de Liniers. Todavía este proceso no repercute en las formaciones eléctricas circulantes, pero sí en los que no lo son: hay dos trenes para el recorrido Moreno-Mercedes y uno solo para Merlo-Lobos.
El otro problema que señalan como de urgente resolución es el de las baterías. Según el delegado, si un tren aplica emergencia por cualquier circunstancia su batería se desenergiza y no se puede prender de nuevo. En ese caso, el procedimiento, por insólito que parezca, consiste en el traslado de una cuadrilla hasta el lugar de detención, la espera de otra formación y tirar cables para hacer puente, como si fuera un auto. “Eso también tiene un problema de seguridad para trabajadores, porque esos cables transmiten 800 voltios”, indicó Montenegro.
“Esto ya viene pasando desde hace bastante tiempo. Hace diez años llegaron las formaciones chinas, que venían con repuestos que no se han vuelto a comprar. Eso sumado a la falta de inversión de diciembre a esta parte”, agregó el trabajador.
CAMBIOS DE MENTIRA
En este contexto hay trabajadores que empezaron a incumplir con directivas emergentes de la patronal. Por caso, Montenegro narró que actualmente “se están haciendo revisiones para la habilitación, algo obligatorio después de determinados kilómetros recorridos”.
Sin embargo, hay una suerte de falsedad en la actuación. Lo ejemplificó así: “se están cambiando los tubos de luz y los balastros, pero como no hay en stock, se sacan de trenes que no están en inspección, se los coloca para la revisión y, una vez terminada, se los saca y vuelve a colocar en los originales”.
“No estamos hablando de millones de dólares sino de una inversión básica de seguridad operativa”, precisó el delegado, que también reconoció que los trabajadores “nos estamos negando a desarmar trenes si no hay repuestos: a eso se le llama canibalismo o desguace de las formaciones”.
Para finalizar, Montenegro señaló que desde la declaración de emergencia del sistema ferroviaria que anunció el Gobierno nacional tras el choque de trenes en Palermo “nada cambió”.