“Le abrimos las puertas y todo fluyó. Es una persona muy responsable, excelente en su desempeño. Hace poco menos de un mes que la tenemos en el equipo y es una alegría contar con ella”. Las palabras pertenecen a María Florencia Miceli, que es la titular del Juzgado de Familia Nº 5 de Morón y subroga actualmente el Nº 7, que espera la designación de sus nuevas autoridades.
Ella es la ideóloga de la incorporación de Natalia Daniela Bonetti a su plantilla en la dependencia y se siente “orgullosa”, según definió ante la consulta de Primer Plano Online, por haberla hecho parte del trabajo diario de la dependencia que administra, por donde suelen desfilar problemáticas sociales verdaderamente complejas.

‘Naty’, como la llaman cariñosamente, es la primera funcionaria trans en asumir un cargo en ese Departamento Judicial. Es quien abrió un camino para futuras incorporaciones: a los 50 años se desempeña como auxiliar tercera y consciente de la puerta que atravesó para que otras personas puedan acceder a lo establecido por la Ley 14.783, “un derecho alcanzado, una manera de visibilizar la lucha de la comunidad LGTBQ+”, aseguró Bonetti.
Ley 14.783: ARTÍCULO 1°. El Sector Público de la Provincia de Buenos Aires, debe ocupar, en una proporción no inferior al uno por ciento (1%) de la totalidad de su personal, a personas travestis, transexuales y transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo y establecer reservas de puestos de trabajo a ser exclusivamente ocupados por ellas, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público.
En el trayecto, múltiples dificultades y obstáculos superados, su capacitación primero en la carrera de Derecho en la Universidad de Morón y después una diplomatura en Políticas de Género en la Universidad de General Sarmiento. Natalia, además, fue funcionaria en el Municipio de Morón y esperaba su oportunidad desde 2016, cuando rindió su primer examen de idoneidad para ingresar al Poder Judicial, chance que le llegó recién este año tras entrevistarse con la jueza Miceli, que libró el oficio a la Suprema Corte de Justicia provincial, organismo que administra el cupo laboral.
“Fue la primera que entrevistamos y como es abogada todo resultó más fácil. Le pregunté qué fuero le gustaba y me respondió que Familia, así que no hubo más que hablar”, rememora la magistrada. “Lo que más nos aporta es en tener una mirada diversa y pensar en las disidencias. Ella tuvo que luchar mucho en la vida para poder recibirse y lo que su caso visibiliza es que el esfuerzo vale la pena. Y estamos orgullosos de ella y de contarla en nuestro equipo”, agrega.
La jueza ya pidió también a la Corte la posibilidad de sumar a su equipo de trabajo a una psicóloga también trans (“que hasta tuvo que vivir en la calle”, reflexiona) y a un varón trans en este caso para el Juzgado de Familia Nº 7, que está subrogando en la actualidad. Los trámites ya están en marcha y fueron iniciados, pero la burocracia demora.

“Si no hubiese cupo trans yo a Natalia la hubiese designado igual por su capacidad, pero quizá su currículum no me habría llegado. Ojalá que esta puerta sirva para seguir rompiendo prejuicios para aquello a lo que no se conoce y que dentro de poco no exista un cupo para que ellas y ellos puedan acceder a un cargo como cualquier otra persona”, completa Miceli.
Natalia Daniela Bonetti es oriunda de Moreno, tiene pasado en la función pública en el Municipio de Morón de la mano de Ivana Gutiérrez, exdirectora de Políticas de Diversidad, y se define como una “militante de género y respeto por las identidades”.
Su llegada a este cargo lo considera como “un gran paso” para “visibilizar la lucha de la comunidad LGTBQ+, particularmente de la trans”, y agradece el acompañamiento de María Inés Giménez y Andrea Omene, integrantes de la Asociación Judicial Bonaerense, que la impulsaron en este proceso.