El dolor después del dolor. Horas después de conocerse el fallo que condenó al asesino al volante Carlos Andrés Dip por el crimen vial de Pablo Ariel Santillán en Camino del Buen Ayre, a la altura del kilómetro 18.500, en Ituzaingó, murió la mamá del joven fallecido en aquel siniestro.
Patricia Ledesma nunca había podido superar la tragedia y la falta de su único hijo. Estaba en tratamiento psicológico y esperó al día en que se rubricó la sentencia para tomar una drástica decisión. No importa de qué manera sino el resultado de lo que implica la verdadera dimensión de la cuestión de fondo: beber alcohol y conducir destruye familias enteras.

“A veces estamos muy enojadas con el planeta, con la vida, pero tenemos que seguir adelante, porque si no Dip nos va a llevar puestos a todos”, reflexionó ante la consulta de Primer Plano Online Marisa, la suegra de Santillán. Ella es mamá de la joven que proyectaba una vida junto al chico y que, en un abrir y cerrar de ojos, perdió al amor de su vida.
“Ojalá en la cárcel hoy se entere que se llevó no una vida, sino varias. Porque ya Ariel no está, Patricia no está. Nosotros estamos la mitad acá y la mitad nuestro cerebro no lo sabe. Mientras, su familia lo espera y en algunos años pasará navidades y cumpleaños con él. Nosotros no tenemos ya a quién esperar”, completó visiblemente conmovida.
La condena al asesino al volante Carlos Dip
Como informó Primer Plano Online ayer, la jueza Graciela Angriman, del Juzgado Correccional Nº 5 de Morón, condenó a Dip a la pena de seis años de prisión de cumplimiento efectivo por el delito de homicidio culposo agravado por la conducción imprudente y negligente de un vehículo automotor con un nivel de alcoholemia superior a un (1) gramo por litro de sangre. El resultado de ese control fue de 1,97: el asesino al volante había tomado tres botellas de cerveza antes de subirse a su Renault Stepway con el que provocó el desastre.
A la altura del kilómetro 18.500, justo cuando transitaba el final de la curva en la traza, invadió el carril de la derecha e impactó contra una camioneta Peugeot Partner manejada por una mujer. Fue en ese instante que Dip perdió el control de su vehículo, giró de golpe hacia la izquierda y chocó contra el guardarraíl central.
En esa maniobra embistió de manera lateral a Santillán, que justo lo sobrepasaba por la mano rápida. El motociclista salió despedido hacia la mano contraria, atravesó la separación de manera completamente involuntaria y fue arrollado de frente por un Toyota Corolla que tampoco tenía nada que ver con el episodio. El muchacho de la moto murió en el acto.
En medio de la conmoción, Dip quedó frenado en la autopista y la intervención policial y del resto de los automovilistas involucrados evitaron que escape. Es más: cuando todo transcurría se sentó en un patrullero y se quedó dormido de tanto alcohol que tenía en sangre.
La suegra de Santillán contó también que su hija está atravesando el duelo con una terapeuta “fantástica” que la acompaña, y que cuenta con “amigos invaluables” en el recorrido por recuperar su rutina. “Pero cuando pensábamos que empezábamos a superar los ataques de pánico, ahora esta noticia nos traspasa otra vez. Hacemos lo que podemos”, concluyó.