Alberto Severino Astrada tenía 91 años. Vivía en su casa de la calle Maipú al 400, en Merlo, en una vivienda dividida en tres sectores: adelante una bicicletería, en el medio el sector lo ocupaba él y al fondo un matrimonio al que albergó gentilmente.
La madrugada del 17 de mayo el hombre apareció golpeado fuertemente y ensangrentado en su casa. Desde ese momento, en que fue trasladado al hospital Eva Perón agonizó a raíz de las heridas.
Fuentes policiales y judiciales informaron a Primer Plano Online que el abuelo presentaba un fuerte “trauma cráneo facial”, con herida cortante en la región parietal izquierda y fractura de malar. Literalmente se sospecha que le rompieron la cara con un objeto contundente que pudo haber sido un fierro.
Le practicaron una tomografía computada de cráneo y macizo facial en las que detectaron una hemorragia interna con hematomas y múltiples fracturas. Fue evaluado por servicios de traumatología, neurocirugía y cirugía general, aunque la decisión a la que se llegó era no operarlo por el riesgo que implicaba.
Finalmente, Astrada dejó de sufrir: el pasado lunes 23 de mayo a las 14.15 falleció. En la autopsia se confirmó que el motivo del deceso fue un sangrado intracraneal causado por un traumatismo grave.
La muerte del anciano abrió un nuevo capítulo en la investigación a cargo de la Fiscalía Nº 6 de Morón: el fiscal Sergio Dileo analiza cámaras de seguridad en la zona para intentar dar con él o los sospechosos. ¿Fue una entradera? ¿Lo atacaron para robarle o por algún otro motivo?
No se descartan medidas de prueba este fin de semana para determinar quién agredió al abuelo. Y por qué con semejante saña a un hombre que lejos estaba de poder defenderse.
