Para los municipales hay una trampa, una negociación a la que llegan atados de pies y manos y nunca, jamás, termina siendo pareja. De un lado del cuadrilátero los trabajadores municipales; del otro los intendentes, que no siempre pelean con las mismas herramientas.
En épocas normales no pueden prometer aumentos porque los fondos para pagarlos están atados a múltiples variables, entre otras la recaudación. En tiempos de pandemia, como el actual, porque la crisis sanitaria arrasa con todo lo que encuentra a su camino. Como sea, para los trabajadores municipales, el panorama es “nefasto”.
“Los intendentes aducen que perdieron recaudación. Nosotros sabemos que Nación y Provincia envían mucha plata, y cuando les hacés el planteo responden ‘estamos en una pandemia’. Hay prácticas desleales”, sostuvo Rubén ‘Cholo’ García, titular de la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses (FESIMUBO).
En diálogo con Primer Plano Online, el dirigente sindical habló de la bronca que recogió de los secretarios generales de cada distrito en una reunión que realizaron a través de una plataforma virtual. El intendente de Olavarria, por ejemplo, a poco de decretarse la pandemia firmó un decreto con el cual podía bajar los sueldos y echar a trabajadores. La presión del sindicato y el respaldo de la Federación de Municipales hizo que el jefe comunal diera marcha atrás.

Después pasó lo mismo en Tigre, y fue peor incluso. A fines de marzo, el intendente sacó el ítem productividad a los empleados. La variación salarial era de entre 7 mil y 10 mil pesos. “No existe la productividad en los municipios, porque no son una fábrica. En realidad, es un pago en negro que hacen los intendentes, que no computa ni para el aguinaldo ni para la jubilación”, explica García. Hubo que hacer una mesa de negociación y el jefe comunal respondió que si no le mandaban la plata de Nación o Provincia no lo podía pagar. A la semana reintegró el dinero a los Municipales.
García acepta que, más allá del color político del gobierno local, a veces la única manera de obtener respuestas es a través de la realización de medidas de fuerza, cosa que no pueden realizar por el momento justamente por el decreto de aislamiento obligatorio. “Cuesta mucho sacarles un aumento, pero con pandemia es peor”, expresa el dirigente. Y grafica con un caso en particular para poner en valor el rol de los municipales. “Se ve a un intendente controlando un operativo policial para la foto, pero no se ve colocando un suero a un paciente ni revisando la habilitación de un comercio”, sentenció.
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“Muchos intendentes se piensan que son los dueños de una pequeña república”, aseguró el líder de la Federación de Municipales. Puso como ejemplo lo ocurrido en La Plata, donde el jefe comunal, Julio Garro, echó a 47 trabajadores. El Ministerio de Trabajo de la provincia impuso la conciliación obligatoria, que el intendente no acató. La Federación recurrió a la justicia ordinaria, que obligó al gobierno de La Plata a reincorporar a la totalidad de los echados y pagarles los salarios. Pero todavía no lo hizo, porque acudió a la Suprema Corte de Justicia. Todo eso dilata los tiempos.
Merlo es otro caso paradigmático. Los trabajadores tienen 6.700 pesos de salario básico. Y sueldos que se pagan con bonificaciones que no forman parte del blanco. Es decir, los trabajadores “van a cobrar un medio aguinaldo paupérrimo, que no llegará ni a los 4 mil pesos”. “La crisis no le llega a la política”, concluyó ‘Cholo’ García, en pie de guerra frente a la falta de sintonía con la patronal a la que se enfrenta.