Para entender lo que pasó en Mariano Acosta es necesario remitirse al pasado 14 de mayo pasado. Era sábado al mediodía cuando dos grupos de jóvenes con problemas previos se trenzaron en una batalla campal en la calle Fray Mocho y Carcavallo.
Esa pelea terminó con un herido de bala en el tórax, operado en el hospital Héroes de Malvinas y salvando su vida de milagro, mientras que el acusado de haber disparado, Joel Emiliano Robaldi (21), quedó imputado desde entonces en un expediente judicial por homicidio agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa, disparo de arma de fuego de uso civil contra terceras personas sin herirlas y portación ilegal de arma de fuego.
La causa quedó en manos de la Fiscalía Nº 5 de Morón, desde donde la fiscal Marisa Monti pidió la detención del sujeto, pero el Juzgado de Garantías Nº 6 la denegó. Es por eso que estaba siendo sometido a proceso, aunque en libertad. Robaldi, al declarar, acusó a la víctima del balazo de haberle robado una moto y de haberle prendido fuego la casa “por segunda vez”. Es decir, un conflicto de larga data.
Lo que pasó ahora es que Robaldi caminaba por la calle y pretendió se identificado por un móvil policial y aceleró su caminata para escapar. Pero los agentes lograron reducirlo, le incautaron un arma calibre Colt .45 y, en el momento en que intentaban trasladarlo a la comisaría para ponerlo a disposición de la justicia, su familia salió a la calle para agredir a la Policía.
“A un efectivo, una mujer que pedía que lo liberen lo mordió”, precisó un investigador consultado por Primer Plano Online. La lastimadura provocó heridas en la mano izquierda del uniformado, pese a lo cual fue trasladado a la comisaría VI de Mariano Acosta y quedó a disposición de la Fiscalía Nº 7 de Morón, que instruye actuaciones por tenencia ilegal de arma de guerra.
Ahora Robaldi enfrenta dos causas, que en la sumatoria hicieron que el Juzgado de Garantías Nº 2 de Morón lo deje detenido.
