Después de perseguir su sueño por más de 40 años al fin pudo convertirlo en realidad. Enzo Forti empezó a proyectar su presencia en Malvinas cuando tenía 7 años; sí, en 1982 ni bien terminó la guerra supo que debía pisar ese suelo en el que tantos compatriotas combatieron, algunos resistieron y otros tantos murieron como corolario de lo inevitable.
Ni él sabe bien por qué la causa Malvinas provocó a lo largo de su vida tanto magnetismo, pero tiene en su mente recuerdos imborrables que lo alimentaron hasta hoy para estar en el único lugar donde deseaba estar.
Vía llamada de WhatsApp con internet satelital, único medio de contacto con nuestro país, Enzo dialogó con Primer Plano Online para compartir su emoción. “Vine al lugar que quería conocer desde que tenía 7 años. Recuerdo como si fuera hoy cuando veía desde el auto de mi mamá en 1982 a los soldados esperando para subir al tren en el espacio del ferrocarril que hay entre Morón y Haedo”, rememora
Desde entonces leyó cientos de libros sobre el conflicto bélico y se empapó de la causa Malvinas con la certeza de que algún día llegaría a las islas. Y así fue: tramitó su pasaporte y compartió con amigos la decisión de embarcarse en su objetivo postergado por diferentes circunstancias. Dos de ellos, Diego Mengual y Roberto Valentinuzzi decidieron acompañarlo.
Y allí están. El viernes pasado salieron de Aeroparque hacia Río Gallegos y al día siguiente tomaron el vuelo de Latam que sale el segundo sábado de cada mes llevando argentinos a Malvinas. Una vez en el aeropuerto, que es en verdad una base militar, fueron trasladados el hotel que habían reservado desde nuestro país.
“Hoy pude visitar el cementerio de Darwin; dejé la camiseta del Deportivo Morón en homenaje a todos los soldados que dieron su vida por defender a la patria. Fue muy emocionante y muy fuerte estar ahí”, cuenta aún conmovido y reflexiona: “hay un viento insoportable, estamos en enero y hace mucho frío -unos 6 grados-, así que no me imagino lo que padecieron nuestros héroes en invierno, sin comida, sin ropa, sin preparación y maltratados”. Y escuchar su relato nos vuelve a helar el cuerpo y nos quiebra como hace 40 años atrás, como cada 2 de abril, como con cada relato de un excombatiente desde la guerra hasta hoy.
El cementerio estaba en perfectas condiciones, pero completamente vacío. Solo se cruzaron con un neuquino que llegó hasta allí con otras motivaciones: prometió pisar suelo malvinense si la Selección Argentina lograba la Copa en Qatar.
“Ahora la camiseta del Gallo flamea en el cementerio de Darwin sobre la cruz de un soldado argentino”, expresa satisfecho; “ahí la dejamos para que el viento haga lo suyo”. Y la emoción es doble para Enzo Forti en su carácter de hincha maradoniano de alma. Por casualidad o no, la casaca moronense que dejó en Malvinas lleva la estampa de Diego. Se trata de una edición especial confeccionada por el aniversario de la muerte del 10.
La travesía llevó también a los tres amigos a Monte Longdon a donde llegaron haciendo 8 horas de trecking y asistieron a otra dura postal de la guerra: municiones, cañones, restos de mochilas desparramadas por doquier. A partir de hoy recorrerán las Islas Malvinas en un auto alquilado hasta culminar este viaje soñado que culmina el sábado próximo. “Creo que voy a volver al cementerio antes de irnos”, cuenta Enzo como no queriendo soltar este sueño al fin cumplido.
Forti resalta la excelente atención recibida desde que pusieron los pies en las islas: “el trato es impecable”, asegura.
Y allí seguirán por unos días más estos tres argentinos, recorriendo el suelo malvinense, respirando tristeza y emoción, viendo vestigios de la guerra en cada rincón, escoltados por el frío, el viento y la desazón de una guerra que no tendría que haber sido, de miles de muertes absurdas, del dolor hecho carne a miles de kilómetros de Morón.
Hasta allí logró llegar Enzo para cumplir su sueño. Y aunque tramitó el pasaporte argentino con motivo de este viaje, eligió ingresar a Malvinas con otro, el de la Comunidad Europea que ya tenía en su poder: “no quería que me sellen acá el pasaporte de mi país”. La argentinidad al palo.