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martes, octubre 8, 2024
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Malena Lázzaro, un canto a la vida: el emocionante testimonio de la joven que sobrevivió al vuelco del micro en Ruta 2

Por primera vez en televisión, la vecina que protagonizó el milagro contó qué fue lo que dijo cuando recuperó la conciencia y se fue enterando de a poco lo que le había pasado. Además, reveló el secreto de la frase que ya se hizo nave insignia en su entorno: “todo va a estar bien”. La gratitud eterna con el personal de salud que la asistió.

Alguna vez, en una de las tantas charlas que mantuvo con Primer Plano Online, Roberto Lázzaro, el papá de Malena, dejó en claro que ella iba a ser quien marque el camino a seguir para acompañarla en esta nueva etapa de su vida. Y vaya si es así: un mensaje al padre fue respondido por la joven vecina de Castelar, que ahora sí estaba preparada para dar su testimonio en televisión.

“Si, me encanta la idea”, fueron las palabras de la vecinita que fue protagonista de un milagro y, como corresponde, es un canto a la vida. A punto tal que naturaliza por completo su actual estado de salud y, pese a haber sufrido la amputación del brazo derecho, no tiene pruritos en asegurar que “hubiese sido más limitante perder un miembro inferior, ya que soy muy inquieta”.

La historia de Malena fue contada en detalle por Primer Plano Online después de que pasó lo peor y ya no corría peligro. La madrugada del 25 de julio pasado, mientras viajaba con una amiga a San Bernardo a pasar unos días de descanso en el último fin de semana del receso invernal, el micro de la empresa Rutatlántica que la trasladaba volcó a la altura del kilómetro 149, en Lezama. Y ella se llevó la peor parte.

“Los choferes se quedaron dormidos y ahí yo también estaba dormida. No me acuerdo de nada, la verdad. Todo lo que sé es por lo que me cuenta mi amiga: algo me atravesó la axila, el brazo se me hizo pelota, se quedó sin sangre, entonces bueno, se tuvo que amputar. Pero bueno, acá estamos, a pesar de todo se sigue adelante”, contó en la entrevista que mantuvo con Adrián Noriega y Norman Díaz en el programa periodístico Primer Plano por canal 7 de Flow.

Los secretos de la milagrosa recuperación de Malena Lázzaro

Yo creo que la recuperación que tuve fue gracias a todo ese amor que recibí constantemente desde el día uno del accidente hasta que salí del hospital. Nunca estuve sola, nunca me sentí sola. Eso es el 50% creo yo, es lo que creo que me trajo mi cable a tierra fue quizás. El saber que tenés a alguien esperándote, alguien que te ama, que está dispuesto a hacer todo por vos es muy importante”.

Malena es definida por quienes la conocen como “un tsunami de energía”, que irradia luz. Le adjudican una frase de cabecera, que es “todo va a estar bien”. Esas palabras tienen una explicación y fueron reversionadas, como las grandes canciones que se reeditan con el tiempo.

“Yo la verdad es que no me acuerdo, pero mi amiga me contó que estaba atrapada en el micro, no me podían sacar, estaban esperando los paramédicos y a los bomberos, mi amiga ve que estoy en un cuadro fatal y bueno, me hablaba, me preguntaba cómo estaba y yo le gritaba voy a estar bien. Y bueno, estuve bien”, narró Malena.

Antes del siniestro y de perder el brazo la joven vecina trabajaba como secretaria en un estudio jurídico, con su papá en el comercio familiar y tenía muchas actividades sociales, como teatro, cerámica y tocaba la guitarra en la Orquesta Municipal de Morón, de del barrio Carlos Gardel. Algunas de esas cosas las seguirá haciendo.

¿Qué cosas tiene que aprender ahora que sólo cuenta con un brazo? “Son cosas muy particulares, porque la verdad es que es bastante fácil”, desdramatizó. “Para mí hubiese sido más limitante la amputación de un miembro inferior, ya que soy muy inquieta. De hecho, lo primero que pregunté cuando me desperté fue ‘¿puedo mover las piernas?’ Fue lo primero que yo recuerdo haber dicho. Para mí hubiese sido fatal”, enfatizó.

Malena Lázzaro volvió a casa
Malena con su hermano Facundo, otro que pasó horas sin dormir en los hospitales a la espera del milagro, que finalmente ocurrió

Contó, asimismo, que se puede desenvolver sin mayores dificultades para las cuestiones diarias. Por ejemplo, come con un cuchillo tenedor “bien afilado”, que al final tiene una hoja para enganchar los alimentos. Todo eso no es otra cosa que adaptación.

Y si bien sabe que ella puso mucho, junto con una enorme cadena de oraciones que pidió por su recuperación, nada hubiera sido posible sin el trabajo de médicos y del sistema de emergencias. “Gracias al equipo de salud del Hospital HIGA (el San Martín) de La Plata, porque la verdad me salvaron la vida. Y también al sanatorio Güemes (de Capital Federal) en donde estuve también finalizando mi etapa de internación. La verdad, me tocaron todos ángeles. Muchísimas gracias de corazón”, concluyó.

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