Malena Lázzaro volvió a casa. Cinco palabras que resumen la hazaña de la joven vecina de Castelar, que con tan sólo 18 años sobrevivió al durísimo trance que tuvo en jaque a su familia. Y a su propia vida.
Como se recordará, Male había tomado en la terminal de Morón un micro de la empresa Rutatlántica con destino a Villa Gesell para pasar unos días de descanso en el final de las vacaciones de invierno pasadas. A la altura del kilómetro 149 de la Ruta 2, según la principal hipótesis de la investigación en curso, el chofer del transporte se quedó dormido y terminó volcando. La peor parte de ese siniestro se lo llevó ella.

Malena se desangró, dejaron de funcionar todos sus órganos y sufrió tres infartos, dos operaciones y la amputación de su brazo derecho. Todo en tan sólo 24 horas, cuando su estado fue verdaderamente crítico. Aquel instante dramático ocurrió el 25 de julio y el viernes 30 de agosto finalmente volvió a casa, donde fue recibida con el cariño y el amor de su familia, amigos y vecindad, entre carteles de aliento e interminables abrazos.
“Seguimos con los cuidados en casa y con la rehabilitación. No nos alcanzará la vida para dar las gracias a todos los médicos, enfermeros, personal de emergencias de Bomberos y la Policía por todo lo que hicieron para que se quede con nosotros. Sumaron todos sus esfuerzos para salvarla y ella puso lo suyo. Es una guerrera con todas las letras”, reflexionó Roberto, el papá de Malena, en conversación con Primer Plano Online.

“Male está viva y con muchas ganas de retomar su nueva rutina”, agregó el comerciante, que de a poco también intenta recuperar algo de aire para respirar en paz después de tanta angustia. Tiene a su hija en casa y no es poca cosa. Ya lo inmortalizó el actor Héctor Alterio en la película Caballos Salvajes: “¡La puta, que vale la pena estar vivo!”.
La nueva vida de Malena Lázzaro y cómo fue el regreso a casa
La rehabilitación de Malena está enfocada, en esta etapa, a lo que se conoce como terapia ocupacional, que no es otra cosa que adaptarse a hacer todo con un solo brazo. También acomodar la parte física de su organismo, que después de más de un mes internada también sufrió las consecuencias.

“Ella es la que nos va a guiar y nos marcará los pasos a seguir para acompañarla. Además, el amor que le tributa a diario tanta gente es un alimento para el espíritu”, destacó Roberto. Si bien la alegría del instante de llegar con ella a su hogar lo supera todo, en la memoria de la familia sigue pendiente un reclamo hacia la empresa Rutatlántica, que jamás se contactó para saber del estado de la chica ni ofreció colaboración en la urgencia.
En la anterior entrevista con Primer Plano Online, Roberto había manifestado su convicción sobre lo que fue el siniestro. “No hay muchas explicaciones para no estar convencidos que los choferes son dos asesinos al volante. Ambos estaban durmiendo mientras conducían un micro con 49 personas a bordo, entre ellas mi hija. No fue una fatalidad: fue una tremenda e inexplicable negligencia”, afirmó.
En el mismo momento del hecho, la justicia secuestró los celulares del conductor, identificado por fuentes oficiales como José Francisco Frías (37) y de su acompañante José Gómez (35). Además, por protocolo, ambos fueron sometidos a controles de alcoholemia y al narcotest, que dieron resultado negativo.
Lo que puso saber este medio, de todos modos, es que la imputación formal recaerá sobre Frías, quien manejaba al momento del vuelco: permanece en libertad, con cargos por lesiones culposas agravadas.
