Un total de 20 excombatientes de la guerra de Malvinas oriundos de La Matanza junto a la hermana de un soldado fallecido en el campo de batalla viajarán el próximo 11 de octubre a las islas para tributar homenaje a los 632 héroes que perdieron la vida en defensa de la soberanía nacional.
La travesía será por 9 días y el Municipio cubrirá los traslados aéreos, alojamiento y comida tras un acuerdo rubricado entre el intendente, Fernando Espinoza; el subsecretario de Veteranos de Guerra de La Matanza, Carlos Farina; y el Centro de Veteranos de Guerra local.
La selección de los participantes se realizó mediante un sorteo entre los veteranos que desean realizar el viaje. El objetivo de la metodología es garantizar que quienes tengan voluntad de hacerlo estén en igualdad de oportunidades que el resto. El año pasado viajaron 16 veteranos y en esta ocasión, además de los 20 soldados que se subirán al avión también irá Soraya Barruad, hermana de Sixto Fajardo, fallecido en el hundimiento del Crucero General Belgrano.
“La Matanza es el distrito que más soldados llevó a la guerra y el que más muertos tiene de todo el país: fuimos 711 y tenemos 24 caídos”, precisó Farina en conversación con Primer Plano Online. Sobre la posibilidad de regresar a las islas, consideró que es “de suma importancia” tanto para los excombatientes como para las familias que pueden llevar una flor a su ser amado al Cementerio de Darwin.
Los recuerdos del primer contingente de La Matanza que viajó a Malvinas
“Nuestro objetivo es continuar transmitiendo a las generaciones que vienen la importancia del cuidado de la soberanía”, reveló Farina en la charla con este medio. Por eso las políticas públicas que se implementan a nivel local tienen también una serie de charlas con escuelas de la zona (de inicial a terciario) a lo largo del año en el museo de Bolívar 1682, en Ramos Mejía.
El viaje a Malvinas dura un total de 9 días (entre el 11 y el 20 de octubre), pero hay dos jornadas tanto de ida como de vuelta para llegar. El contingente sale de Buenos Aires, hace escala en Santiago de Chile, luego pasa por Punta Arena y hacen noche en Río Gallegos. Llegan un sábado y, hasta el sábado siguiente no vuelve el avión.
Una vez en territorio malvinero, obligatoria es la visita a la necrópolis para homenajear a los caídos. Luego hacen un recorrido por los lugares en donde fueron las batallas más cruentas y por el museo que tienen los isleños. Las noches las pasan en el hotel Malvinas House.
Hubo dos cosas en particular que impresionaron a quienes realizaron el primer viaje. Por un lado, la urbanización del territorio, una suerte de loteo en un camino que era una ruta nacional. “Pusieron tranqueras y hay que pedir permiso para llegar a diferentes lugares. Además, hay mucha edificación militar”, detalló Farina.
Por el otro, una sensación imposible de describir con palabras. “Lo que más impactó en los muchachos fue reencontrarse con los olores de la guerra y volver al mar desde el lugar en el que combatimos. Esos aromas los citaron en tiempo y espacio: pareció que estaban en 1982 de nuevo”, completó el subsecretario.
Para muchos excombatientes, la vuelta a Malvinas representa cerrar un ciclo que los marcó para siempre. Para otras familias, la chance del reencuentro con su ser amado al que nunca más pudieron ver. Para Centros de Veteranos de otros distritos, una política pública a imitar.
“Mi decisión política es que a Malvinas vayan cada vez más héroes y más familiares. Mientras otros quieren entregar las Malvinas, nosotros vamos a defenderlas, vamos a reivindicar su soberanía y vamos a llevarlas siempre en nuestro corazón”, expresó el intendente, Fernando Espinoza.