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martes, diciembre 10, 2024
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La revelación de Norita Cortiñas, próxima a soplar sus 90 velitas: “el aceite de cannabis me permite seguir marchando”

“No fueron los médicos. Yo le dije a una persona que me dolía mucho la pierna izquierda (y yo gasto más la izquierda, mi organismo trabaja con la izquierda, jaja) y me mencionó que podía hacerme bien el cannabis y no dudé. A mí la marihuana me asustó toda la vida, me asustan las drogas con los estragos que hacen con la gente adicta, pero esto era para algo medicinal, y si está comprobado…”.

Nora Cortiñas acaba de cumplir sus 89 años. Está llena de vida y de energía, pero con los lógicos achaques físicos del paso del tiempo, se animó a contar una historia oculta hasta hoy día. No porque sea prohibida sino porque nadie se lo había preguntado. Pero tuvo ganas de hacer público algo que forma parte de su vida puertas adentro de casa.

Todo comenzó cuando un amigo cultivador solidario le regaló un pote con crema de marihuana. «Me la empecé a aplicar todos los días, todos los días, y en un tiempo que no te puedo decir exactamente, pero algo más de un mes, entre un mes y dos meses, digamos, de usar la crema, sentí mejoría hasta que se me fue totalmente el dolor», relata.

Cortiñas también usa la crema cuando aparecen los dolores frecuentes en las zonas cervical y ciática: «Cuando he estado con mucho dolor en el nervio ciático me apliqué y a los pocos días se me calmó el dolor. Doy fe, lo usé confiada y efectivamente me hizo bien», dice con la sonrisa de siempre, mientras sus rulos grises aparecen desobedientes debajo del pañuelo blanco que, desde 1980, cubre su cabeza.

Nora Cortiñas y sus plantas de cannabis
Nora Cortiñas y sus plantas de cannabis, las que le permiten seguir participando en cuanta marcha es convocada

Norita, como todos la llaman, no puede con el impulso juvenil que sale de adentro suyo. Apenas sintió que las moléculas químicas del cannabis hacían efecto positivo sobre su organismo, se convirtió en una militante más de la causa. Tenía 88. En la marcha mundial por la regulación de la marihuana realizada en noviembre pasado encabezó la caminata desde Plaza de Mayo hasta el Congreso. Como a todas las causas que considera justas y la vecina de Castelar se pone al frente.

Incluso, con la sabiduría propia de la vida, no tiene reparos en reconocer que toda la información que había recibido sobre la planta mutó. «Cambió mi prejuicio, claro. El aceite en mí no lo probé, pero si yo tuviera una enfermedad y los médicos y medicamentos habituales no me mejoraran, tomaría sin ninguna duda, estoy segura», afirmó durante una entrevista con Infobae.

“El cannabis me sacó el dolor, gracias a la planta puedo seguir caminando en las marchas, puedo seguir con mis actividades. Y fue muy rápido el mejoramiento. Es in-cre-í-ble. Cuando lo recomiendo la gente te dice ‘sí, yo me pasé dos o tres días y el dolor no se me pasó’. Yo digo, dos o tres días no se te cura nada, uses la crema que uses. Con el cannabis hay que tener perseverancia y saber que te va a mejorar y recomendarlo”, asegura.

Y, quien sabe, si tal vez con esa mirada impoluta que representan las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para el imaginario colectivo no está logrando derribar las barreras que existen para la promoción del cannabis medicinal, tan necesario en tratamientos para padecimientos complejos en materia de salud.

Nora va más allá y se anima a asegurar que la no masificación de la marihuana medicinal tiene un fuerte componente económico. “Los laboratorios no permiten que salga ningún medicamento que les pueda aminorar la venta de los remedios con componentes que te curan de una cosa y te enferman de otra. Los laboratorios están arreglados con muchos médicos para no aconsejar de ninguna manera que la gente tome cannabis. Los laboratorios manejan muchas cosas”, sentencia.

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