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martes, febrero 11, 2025
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La lucha de la periodista Liliana Caruso contra el cáncer de mama y el mensaje para seguir adelante

Acaba de ser distinguida con el premio Martín Fierro por su labor profesional. La enfermedad la descubrió por un dolor en la axila que el médico, inicialmente, supuso que podía ser un pelo encarnado por mala depilación. “Iba a la quimio el lunes y hasta el jueves no existía”, reveló.

La periodista Liliana Caruso, reconocida panelista del canal América y de una vasta trayectoria en la profesión, contó a corazón abierto cómo fue su lucha contra el cáncer de mama en una entrevista que brindó a Net TV con su colega Tomás Dente.

Fue en enero de 2004 que ella descubrió que algo pasaba en su cuerpo tras sentir un dolor en la axila y palparse un bulto en uno de sus pechos. Decidió entonces hacer la consulta de rigor con su ginecólogo que, en un primer momento, pensó que podía tratarse de un pelo encarnado producto de una mala o incompleta depilación en la zona.

Caruso empezó entonces los estudios para determinar qué es lo que pasaba. Luego de los exámenes iniciales todo parecía tratarse de un ganglio inflamado, aunque después derivó en la confirmación: había nódulos dispersos en la mama. Ella tenía 40 años y dos hijos, de los cuales el mayor recién empezaba a transitar la adolescencia. Más allá de su salud esa fue su gran preocupación.

“Me acuerdo del momento en que el médico me dijo: ‘bueno, esto está mal, acá hay células aparentemente cancerígenas, tenés que buscar un especialista en mamas y un psicólogo’. Se te cae el mundo, pero aparte me asustó lo del psicólogo en su momento. Estaba sola, me fui al auto y me puse a llorar. No quería que se enteren mis viejos, porque cómo decírselos. Y los nenes eran chiquitos”, se sinceró la reciente ganadora del Martín Fierro por su labor periodística.

Me hicieron una punción, era malo, así que había que operar. Es muy importante insistir, insistir e insistir, pues yo empecé en enero, y me terminé operando el 9 de diciembre de ese año. Pasé todo el año esperando el pelo encarnado, esperando los estudios, y cuando ya me agarraron, yo tenía muy tomado”, señaló.

Es lógico que en casi 20 años los avances científicos permitan tomar otro tipo de decisiones a los médicos: a ella le sacaron una cadena de 10 ganglios del brazo derecho y perdió la mama, que luego se reconstruyó. “Fue fue muy duro al principio, porque había que contarle además a los chicos que su mamá se iba a quedar pelada, que podía estar días enteros en la cama sin levantarse. Y eso es lo que me pasó: hay días de 2004 que no recuerdo, porque iba a la quimio el lunes, y hasta el jueves no existía”, reveló entre lágrimas.

“Me acuerdo que el médico me dijo: ‘yo sé que te podés morir, es una decisión tuya’. Y yo le dije: ‘tengo dos hijos, así que quiero vivir’. y me puse a pelear con todo lo que pude”

Caruso, especialista en temas policiales, explicó también un momento que considera fundamental en todo el proceso, y es cómo sus hijos se enteraron de la enfermedad de la mamá. “El papá los llevó a Mar del Plata para decirles lo que iba a pasar en un ambiente bello, que no les fuera hostil. Porque ya lo que les iba a decir era hostil. Y eso ayudó un montón, un montón. Ellos venían, sabían, me saludaban. Sabían que yo me iba a sentir mal y que no respondía. Pero lo tomaron bien, fueron muy adultos”, se sinceró.

La lucha de Liliana es permanente, no termina nunca, porque los controles son de por vida. Paradojas del destino: la chica que la ayudaba con las tareas del hogar y con el cuidado de los chicos murió de cáncer. Hoy reparte sus días entra la pasión por el periodismo y su otro amor: el Club Atlético Independiente, entidad a la que le ofrece su cariño diario y en la que se engancha en cuanta actividad solidaria le inviten.

A nivel mundial, el cáncer de mama es el tumor más prevalente. Lo mismo ocurre en Argentina, donde cada año se detectan 22 mil nuevos casos. Además, es la enfermedad que mayor cantidad de muertes en mujeres provocan: más de 5.500 anuales. Por eso “la prevención es fundamental”, según coinciden los especialistas.

“Hay momentos en que no me levantaba. Vos no tenés dominio de tu cuerpo. Es tremendo. Capaz que pasaron muchos años y la quimio no es igual ahora, pero sentirse mal es parte del tratamiento”, concluyó Caruso.

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