“Tengo trozado un cuerpo. ¿Me ayudas a tirarlo?”. La pregunta, escalofriante por naturaleza, fue realizada por Luis Alberto Contreras, el desguazador de autos sindicado como el encargado de haber descuartizado el cadáver del trader Fernando ‘Lechuga’ Pérez Algaba.
Se la escuchó otro de los detenidos que tiene el expediente judicial: se trata de Gastón Carrizo, quien presentó una declaración espontánea al fiscal de la causa, Marcelo Domínguez, con detalles de lo que fue aquella jornada que terminó con el asesinato cometido, según la principal hipótesis de la investigación, por no poder pagar una deuda económica que mantenía con la víctima su amigo Maximiliano Pilepich, sospechoso de ser uno de los autores intelectuales.
La exposición realizada por ‘Tonga’ (tal cual su apodo) Carrizo fue con la finalidad de brindar su versión de los hechos y despegarse del plan criminal. “No fui a General Rodríguez el día de los hechos; no planifiqué ni supe de ningún homicidio que fuera a suceder; mucho menos, jamás le disparé o presencié el momento de la muerte de la víctima de autos”, aseguró. Además, especificó que “no poseía ninguna deuda con Pérez Algaba”.
A través de su abogada, Silvina Alejandra Prado, uno de los detenidos en el voluminoso expediente judicial negó las imputaciones en su contra y aseguró que no tuvo “ningún rol” en el crimen de ‘Lechuga’. Si bien reconoció que ‘Maxi’ Pilepich “es una persona a la que conozco desde muy chico” y que “siempre me dio changas para hacer, “primero lavando sus autos, después haciendo trabajos de mantenimiento o pintura”, reconoció que en la jornada del asesinato no lo vio personalmente porque priorizó cenar pollo con su familia.
“Poseo una incapacidad física por un accidente que tuve hace años, y por el que debo tomar medicación para no convulsionar. El día que sucedieron los hechos que me están imputando me encontraba llegando a mi casa de comprar un pollo en William Morris para cenar junto a mi hijo menor y su madre”, se despegó.
“Recibí un llamado: era de ‘Maxi’ pidiéndome que por favor lo fuera a ayudar y me acerque hasta el barrio Renacer en General Rodríguez. Realmente no sabía lo que estaba pasando y le dije que no podía, que estaba dispuesto a cenar con mi familia, y terminé cortando la comunicación”, completó ese tramo de su testimonio referido al día en que asesinaron a Pérez Algaba (18 de julio).
Un día después quien lo contactó fue justamente Contreras, quien le expresó su voluntad de comprar un Fiat Regata que Carrizo tenía en la puerta de su casa. En ese tramo acusó a su interlocutor de “mentir” al haber dicho que ‘Tonga’ fue a su casa para “cortar” un auto. “Ni Pilepich ni Contreras me requirieron para esa tarea. De hecho, a ‘Maxi’ no le atendí el teléfono luego de la última comunicación porque temía que me insultara por haber fallado la noche anterior”, argumentó.
Después detalló que el viaje fue “exclusivamente para realizar una operación comercial”, que era la venta de su auto. Es decir, fue a buscar a Contreras y lo llevó a Hurlingham a ver el Regata. “Ahí me empezó a decir que realmente lo quería pero que me podía pagar hasta cuatrocientos mil pesos”, manifestó. Era el dinero que, está acreditado, cobró Contreras para descuartizar el cadáver.
Ese día, 19 de julio a las 13, Contreras se dirigió junto a Gastón Carrizo a bordo del Mercedes Benz Clase A hasta Hurlingham a ver el Regata Gris, que supuestamente pretendía para ponerlo a trabajar como remis, pero como el auto estaba en malas condiciones en general y le faltaba una rueda decidieron regresar a Lomas de Zamora.
En dichos de Carrizo, Contreras lo llevó hasta un templo evangelista “con la excusa de hacer una changa”. Después volvieron al domicilio y siguieron discutiendo el valor del Regata. “Estoy esperando que me manden el dinero para pagarte el auto”, le expresó a Carrizo para de inmediato invitarlo al taller que tenía en la casa. “Recuerdo que había un vehículo Volkswagen Polo de Color rojo, abrió el baúl y me dijo que ahí tenía trozado un cuerpo. Y me preguntó su yo lo podía ayudar a tirarlo”, reveló.
“Le respondí que estaba loco, que qué se pensaba, que por el hecho de que el auto que me quería comprar estaba en mal estado yo no tenía que hacer ninguna locura. No vi nada de sangre ni restos, sólo vi bolsas negras y una valija. De hecho, hasta me pareció que era mentira”, se sinceró. En sus expresiones dejó claro que el Polo “estaba intacto” y que horas más tarde apareció allí Matías Gil junto a Nahuel Vargas con dinero: “unos cuatrocientos mil pesos”.
Carrizo completó su declaración de siete carillas indicando que “estaba, y sigo estando, muy enojado con Maxi por esta situación”. “Estoy preso por haber atendido un llamado de Maxi que ni siquiera tuvo un efecto debido a que no me acerqué al lugar. Tampoco vi ninguna parte del cuerpo que me dijo Contreras que tenía cortado, sólo vi bolsas y la valija”, cerró.