La amenaza fue directa y llegó a través de las redes sociales y de la línea de contacto que Primer Plano Online ofrece a sus lectores para hacer saber reclamos y quejas vecinales o comunicar hechos noticiosos de cualquier índole.
“Los vamos a matar a ustedes y a sus familias”, fue la intimidación que mandó a través de audios y mensajes un usuario que ya fue identificado y denunciado ante la Fiscalía Nº 7 del Departamento Judicial Morón, que es la que se encuentra de turno. Es la primera vez que este medio recibe semejante nivel de violencia a través de comunicaciones virtuales, por eso decidió dejarlo plasmado en un expediente judicial.

Es que los comentarios tanto a favor como en contra sobre el trabajo periodístico, el reclamo sobre determinadas inexactitudes o falta de precisión en algún tema puntual o incluso el intercambio con lectores por opiniones sobre el desempeño del periodismo son moneda corriente y es parte de una decisión editorial de abrir el juego. Pero una amenaza de muerte traspasa todos los límites aceptables.
Quién fue y los motivos para cometer semejante apriete es algo que deberá determinar ahora la justicia. Ya los elementos de prueba fueron aportados para que la pesquisa avance. Mientras, las autoridades municipales deberán ejercer su poder de Policía sobre el local señalado por la comunidad vecinal.
El kiosco del descontrol en Castelar norte
Con fotos y videos que ilustran una situación visiblemente irregular, Primer Plano Online publicó el martes pasado una nota titulada “El kiosco del descontrol en Castelar norte”, enumerando las denuncias vecinales que se acumulan en torno a un comercio que está abierto las 24 horas y que se convirtió en un punto de encuentro para jóvenes que buscan acción de madrugada.
El negocio en cuestión está ubicado en la esquina de Arias y Merlo, de la mencionada localidad de Morón. Allí gran cantidad de personas se concentran en esa intersección, en algunos casos para hacer la previa de posteriores salidas y, en otros, se quedan allí durante varias horas.
Habitantes de la zona que se contactaron con la redacción de este medio hablan de “desorden” y “disturbios”. Lo sintetizan así: “circula el alcohol, el olor a porro, los ruidos molestos de música y autos y motos con sus caños de escape a fondo”.
Es más: una filmación a la que accedió este medio muestra que hay allí hasta pruebas de velocidad, es decir, picadas: autos que se desafían y por varios metros aceleran a fondo, en una acción absolutamente prohibida para las calles urbanas.
“También orinan en las puertas de las casas”, contó otro vecino, que durante los fines de semana se resigna a no poder dormir. “Hubo operativos cuando hicimos reclamos y se había calmado, pero después no vinieron más y volvió el descontrol”, fue otro de los mensajes que recibió este medio.