EXCLUSIVO: habla por primera vez una de las víctimas de Carlos Alberto Robledo, el pastor violador de Hurlingham condenado a 15 años de prisión en juicio abreviado por la justicia de Morón después de haber sido acusado por 13 víctimas de un total de 164 abusos sexuales de diversa índole.
La joven, que pidió expresamente que su identidad no sea publicada, aceptó la charla telefónica con Primer Plano Online luego de haber leído el artículo que este medio publicó ayer con la sentencia. Ella estuvo al tanto del proceso en todo momento: lo siguió con su abogada particular.
Cuando supo de la propuesta de resolver todo a través del mecanismo de juicio abreviado su primera reacción fue “ni loca”. “15 años es nada”, fue su primer pensamiento, hasta que la letrada le explicó que era la pena máxima estipulada para ese sistema de economía procesal. Eso la hizo dudar: era, de alguna manera, llegar a la mayor pena posible evitando el debate oral y público y que su testimonio, y el de otras víctimas, sea puesto en discusión.
“Lo hablé con mi familia y me dijeron que aceptara para cerrar esta etapa. Preferí evitar esa instancia, que era de volver a estar expuesta. Una víctima de abuso el temor que siempre tiene es que no le crean o que pongan en duda lo que dice”, reflexionó en la charla con este medio. Además, que acepte el acusado ese mecanismo también implica que hay un reconocimiento de su culpabilidad.
La primera denunciante del pastor Robledo
La mujer, que actualmente tiene 23 años y que se sumó a la congregación de Robledo siendo menor de edad (16), fue la primera denunciante del religioso, en 2023. Sobre ese episodio guarda un mal recuerdo: “la justicia no tomó más medidas que ponerme una perimetral, que en dos ocasiones él violó porque pasaba caminando cerca de mi casa. Una vez lo vio mi mamá y otra vez lo vi yo”, lamentó.
Cuando el caso estalló en mayo de 2024 y derivó en la detención del pastor, fue porque varias víctimas más dieron su testimonio, casi un año después de la primera denuncia. ¿Cómo llegó a exponer su padecimiento en la justicia? Luego de cambiar de iglesia y encontrarse con una mujer de la comunidad pastoral, a la que tomó como referente y logró contarle: fue ella quien la incentivó a que lo denuncie para que no le pase a nadie más.
“Yo creo profundamente en Dios. Y lo que usaba él era manipulación: me intimidaba diciendo que si me alejaba de la iglesia en realidad le estaba dando la espalda al Señor. Por eso puedo seguir adelante y esto no afectó mi fe. Una de las cosas por las que me costó pedir ayuda es que la gente no me entendiera y se enojara con Dios”, detalló la joven, que cursa estudios universitarios y trabaja en la profesión para la que se está terminando de formar.
Actualmente vive con su mamá y con su hermana y recién ahora, después de haberse recluido, está ampliando su círculo social y empezando a conocer gente nueva. Y se mostró agradecida con la actitud del fiscal del juicio abreviado, Horacio Vázquez, quien la convocó para conocer su opinión sobre la medida, por más que no era vinculante para la resolución final. “Eso me hizo sentir cuidada y contenida”, refirió. Hizo lo propio con la fiscal de instrucción, Marisa Monti.
Y cerró con otra mirada que invita a repensar algunos aspectos del sistema judicial, sobre todo en lo referido a delitos contra la integridad sexual. “Yo tal vez me hubiera bancado el juicio oral para que le den lo que le corresponde, pero la carga emocional que tiene todo eso es preferible evitarlo y no sé si el resto de las chicas podía estarlo”, concluyó.
