La Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Morón ratificó la decisión del juez de Garantías Jorge Rodríguez y confirmó la prisión preventiva dictada sobre Julio Cespedes Bogado, alias ‘Darío’, principal acusado del femicidio de Johanna Zamorano, la mujer que permanece desaparecida desde finales de enero en Merlo.
Para el tribunal de alzada, integrado por los camaristas Fernando Bellido y Diego Grau, existen “sobradas razones” para creer que el imputado fue autor del homicidio de su pareja, por más que el cuerpo de la víctima no haya aparecido aún, más de tres meses después de su desaparición.
Cespedes Bogado enfrenta cargos por los delitos de amenazas, lesiones leves agravadas por mediar violencia de género, comercialización de estupefacientes y homicidio agravado por el vínculo y por haber sido perpetrado por un hombre hacia una mujer mediando violencia de género.
Su defensor oficial, Oscar Rombolá, había solicitado el cese de la prisión preventiva por considerar que la medida de coerción “causa un gravamen irreparable” en su asistido, que “no existen elementos que permitan concluir con el grado de convicción necesaria que participó de los hechos endilgados” y que tampoco hay riesgos procesales.
Sin embargo, para la Cámara las pruebas reunidas en el expediente hasta el momento permiten sostener el estado de sospecha en contra del imputado de que la mujer fue asesinada pese a que no hay cadáver.
Coincidió en la resolución con el planteo hecho por la fiscal Florencia Di Sciasio, de la UFI Nº 10 de Morón, que interviene en el caso desde una denuncia original por lesiones en un contexto de violencia de género que Zamorano presentó el 10 de abril de 2022.
“INDICIOS VEHEMENTES”
Entre las varias pruebas reunidas en la instrucción hay una que es central. “Papá mató a mamá con un cuchillo”, expresó a grandes rasgos el hijo de Cespedes Bogado y Zamorano, de apenas dos años. El chiquito, de apenas dos años, lo dijo ante integrantes de su entorno familiar y luego repitió esas palabras ante profesionales que lo entrevistaron en Cámara Gesell, en las que también utilizó “nanas” y “sangre” para definir a su mamá.

Hay varios testimonios más incorporados al expediente, sobre todo de personas que viven en cercanías del domicilio de la calle Caricancha Nº 41 de la localidad de Pontevedra. Al ser vecinas y vecinos de la zona quienes aportaron sus declaraciones, la libertad de Cespedes Bogado puede entorpecer la investigación “en miras de la presión ejercida sobre testigos denunciada y los eventuales contactos que pudiera tener a los fines de favorecer al ocultamiento de medios probatorios”.
Además, porque el imputado ya tenía una condena previa dictada en 2016 por el Juzgado de Garantías Nº 4 de Morón, que le impuso la pena de dos años y dos meses de prisión, cuyo cumplimiento se dejó en suspenso, por el delito de tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil -dos hechos- en concurso real con el de tenencia ilegal de arma de fuego de guerra.
La argumentación central del camarista Fernando Bellido está basada en lo que marca la literatura del derecho y por qué no es condición indispensable la aparición de un cadáver para dar por probado un crimen. “El homicidio cometido durante un viaje, arrojando un hombre en medio del mar, no deja huellas materiales de su ejecución; sin embargo, el hecho puede haber sido presenciado por centenares de personas, cuyo testimonio constituiría plena prueba del delito”, destacó en su voto.
LA HIPÓTESIS DEL ABOGADO DE LA FAMILIA
El abogado Rodrigo Tripolone, quien representa en el expediente judicial al hermano de Johanna Zamorano, insistió en su teoría del caso, luego de haber analizado declaraciones del entorno de la mujer y las distintas pistas que se aportaron a lo largo de los meses en los que no se sabe nada de ella.
“Es un caso muy complejo y se está investigando bien, pero la realidad es que a esta altura es muy improbable que Johanna aparezca con vida o su cuerpo. Tuve una charla profunda con la madre, que implicó a tres personas más (además del concubino) que podrían haber estado involucradas en la desaparición de su hija, que tienen una chanchería en Pontevedra y otra alrededor del kilómetro 39 de la Ruta 3”, describió el letrado.
Y expuso su hipótesis: “la verdad, uno a estas alturas piensa que fue el cuerpo fue arrojado a esos animales para que lo hagan desaparecer”. El argumento para arribar a esa reflexión es que, según declaró en sede judicial la mamá de Johanna, su yerno le había asegurado que iba a hacer desaparecer a su hija con ayuda de los tres responsables de las chancherías.
