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domingo, enero 19, 2025
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En Hurlingham cerró sus puertas Amor y Pan, un restaurante que rindió culto al buen trato, los detalles y la alimentación saludable 

La noticia se conoció a través de sus redes sociales, donde la responsable del lugar expresó que la decisión se debió a causas multifactoriales. No descartan reabrir el emprendimiento en algún tiempo luego de barajar y dar de nuevo, dejar pasar la actual situación de vulnerabilidad económica y reformular algunas cuestiones de su dinámica interna.

Como es un clásico de estos tiempos, la despedida oficial de Amor y Pan fue a través de sus redes sociales. El cálido restaurante de la calle Albarracín al 1000 de la ciudad de Hurlingham cerró sus puertas: “No sabemos si será por un tiempo o de manera definitiva. Pero si sabemos que sentimos gratitud infinita por todo lo que vivimos hasta hoy. Amor y Pan cierra sus puertas y nos decimos´hasta luego´ con el corazón ensanchado de amor por cuatro años de vivencias, aprendizajes, trabajo en equipo, mutaciones, crecimiento y mucho. mucho amor”, expresa el texto publicado que lleva la firma de Gimena Gutérrez, su creadora.

Y las reacciones de sus clientes expresado su pesar no tardaron en replicarse. Es que se trataba de un espacio único y exquisito. Cuando el emprendimiento gastronómico abrió sus puertas Gimena contó que nunca lo había imaginado de esa manera. “Cuando llegué a esta casa que era de mi bisabuela Margarita y la habían habitado mis abuelos, supe que era demasiado grande para mi hijo y para mí. Con tanta vajilla inglesa y otros objetos impregnados de valor sentimental fue una certeza que tenía que montar un restaurante”, le contó allá por 2021 a Primer Plano Online. “Jugar con los elementos que pertenecieron a mis abuelos me invita a reivindicar mi propia historia”, explicaba.

Hasta la pandemia Gimena Gutiérrez, formada en el mundo de las artes escénicas y audiovisuales, producía eventos y vendía sus panes rellenos en la calle Avellaneda de Flores como sustento de la familia que conforman con su hijo Fidel. En aquel tiempo ofrecía una carta de once panes rellenos línea gourmet, veggie y clásico abonando a la idea de que es posible elaborar y vender comida saludable al paso. Se propuso transformar la creencia de que comer en la calle podía ser algo descuidado.

Con esa idea como bandera surgió el nombre “Amor y Pan” que comenzó a funcionar en la tienda física ubicada en Albarracín 1044 en Hurlingham. A su producto madre se fueron sumando algunos otros de producción artesanal de emprendedores regionales y sin darse cuenta de pronto estuvo al frente de un lugar repleto de exquisiteces que contenían un ingrediente común: el amor.

En el centro Gimena Gutiérrez, rodeada del staff encargado de hacer cada día de Amor y Pan un lugar único

“Acá hay una concepción de lo sagrado, que requiere ser honrado por quienes entren”. Amor y Pan fluye el buen trato a conciencia, una identidad gastronómica. “Cuidamos desde el modo de elegir los productos, como cocinarlos, lo que escuchás, los aromas, las texturas. Nos esmeramos por brindar un ritual de comida multisensorial. Que todo colabore con estar en el presente, que nada perturbe. Siento que este espacio representa mi momento de cosecha”, resumía por entonces orgullosa Gimena.

Hace dos años, en una nueva etapa del proyecto, decidió asociarse a su vecina Paula Pini, que era clienta del lugar, para que la ayudara a arreglar la casa. “Fue un nuevo capítulo del restaurante que nos trajo muchas satisfacciones”, reflexiona hoy en una nueva charla con nuestro medio.

Y así son las cosas y el devenir del tiempo: en forma conjunta y en excelentes términos las socias decidieron hacer una pausa “por causas multifactoriales”, explica Gimena. Ahora vendrá el tiempo de analizar el contexto del país en una situación económica compleja y tantos otros motivos que excedieron el fluir cotidiano del negocio. Cuidando cada una de sus palabras y sin ánimo de crear falsas expectativas a los amantes de su espacio, la emprendedora anticipa que “más adelante veremos de qué manera retomar esta iniciativa que amamos”.

En caso de volver, la única certeza es que el propósito de Amor y Pan se mantendrá inalterable. En una nueva versión, será una propuesta gastronómica hecha desde el corazón y el amor. Ya lo dice su manifiesto: “acá la idea es hacer sólo las cosas en las que creemos y ser felices trabajando; emprender brindando un servicio a las personas que se acercan para que se inclinen a rituales donde la alimentación esté en conexión sensible con la forma de vivir que cada uno de los que somos parte de este espacio profesamos”, concluye sin grises la adorable emprendedora.

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