El titular de la Fiscalía Federal de Hurlingham y la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (UFESE), Santiago Marquevich, junto a los auxiliares fiscales Ignacio Rueda y Eduardo Suárez, solicitaron al juez Jorge Ernesto Rodríguez, a cargo del Juzgado Federal N°2 de Morón, la elevación a juicio de la investigación seguida contra seis hombres acusados de integrar una asociación ilícita que perpetró el secuestro extorsivo de un carnicero el 23 de noviembre pasado en Hurlingham.
El pedido recae sobre Cristian Galarza y Juan José López, quienes estaban detenidos en la Unidad N°46 de San Martín del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires (SPB), desde donde -de acuerdo a la pieza acusatoria- impartían directivas a Luciano Galarza -padre de Cristian-, Juan Carlos Farías, Javier Sebastián Lanchi y Alfredo Aquiles Martínez.
La fiscalía les imputó el haber formado parte, al menos, desde noviembre pasado y hasta el 16 de diciembre -cuando fueron detenidos- junto con, al menos, dos sujetos más de “una comunidad criminal dedicada a cometer distintos delitos contra la propiedad y las personas, de manera organizada, mediante acuerdo previo y con permanencia en el tiempo”, informaron fuentes judiciales. En la investigación se estableció que los Galarza, junto a Farías, López y Lanchi estaban planeando cometer nuevos crímenes.
En su presentación, los representantes del MPF también requirieron que Cristián Galarza, Farías, Lanchi, López y Martínez vayan a juicio como coautores del secuestro extorsivo agravado por haberse logrado el cobro del rescate y por la cantidad de intervinientes, y por el robo agravado por el uso de arma de fuego y por haberse cometido en poblado y en banda. La misma medida solicitaron respecto a Luciano Galarza, quien deberá responder como partícipe secundario.
Finalmente, requirieron que Lanchi fuera sometido a juicio como autor del delito de tenencia ilegal de arma de guerra, en virtud del hallazgo en su poder de una escopeta tipo tumbera y un revolver Taurus calibre 38 especial, junto a cartuchos calibre .14, 22 y 38 durante el allanamiento realizado en su vivienda el 16 de diciembre pasado.
EL CASO
Como informó Primer Plano Online en aquel momento, alrededor de las 16 de aquel día la víctima caminaba desde su vivienda hasta su local comercial cuando fue abordado por dos sujetos que, tras encañonarlo con un arma de fuego, lo obligaron a subir a la parte trasera de un automóvil Fiat Siena, en cuyo interior se encontraban otros dos captores. Después emprendieron la fuga y una hora más tarde, como el carnicero no había llegado al comercio, uno de sus empleados avisó a sus familiares.
Tras circular 25 minutos, los secuestradores llegaron a una vivienda de la localidad de Trujui, en Moreno, donde ataron al hombre -de pies y manos- con cinta adhesiva, y lo encapucharon. Asimismo, la víctima pudo observar la presencia de un quinto hombre, que se desplazaba en silla de ruedas. En paralelo, y previo despojar a la víctima de un manojo de llaves, uno de los secuestradores fue al local comercial y sustrajo el dinero de la recaudación de ese día.
Posteriormente, los captores obligaron a la víctima a comunicarse con sus familiares, a quienes le exigieron un rescate de tres millones de pesos, pero luego bajaron sus pretensiones. Al cabo de unas horas, los secuestradores volvieron a subir a la víctima al automóvil y comenzaron a circular con dirección a la avenida General Paz y la autopista Panamericana, seguidos por un Peugeot 504 negro con detalles fucsia.
Finalmente, la familia entregó un rescate menor al solicitado, tras lo cual -alrededor de la una de la mañana del 24 de noviembre-, la víctima fue liberada en las inmediaciones de la Ruta 4 y Camino de la Ribera Sur, en Esteban Echeverría.
Fuentes de la investigación informaron a Primer Plano Online que el secuestro del carnicero no fue un hecho al voleo, sino que contó con planificación previa y un grosero error nacido de un despecho. Así, como se lee. Es que el exnovio de la actual pareja de uno de los hijos de la víctima, que estaba preso en la Unidad Nº 46 de San Martín, fue quien llevó la información de un comerciante “que manejaba mucho dinero”. Pero era todo falso, y su única finalidad era hacerle daño a su exmujer. A ese joven ahora sus compañeros de celda no lo miran precisamente con simpatía.