Conmovedor relato de un joven que volvió a nacer. El sábado pasado, mientras se dirigía a la casa de un amigo, fue abordado por un delincuente que le exigió la entrega de la gorra que llevaba puesta a punta de pistola, pero no conforme con el botín le bajó el cierre de la campera y empezó a revisarle la parte interna.
La víctima llevaba encima $500, que obviamente el ladrón le sustrajo. Pero, de repente, el malviviente empezó a increparlo y a sindicarlo como Policía. Entonces, al ponerse visiblemente nervioso, le pegó un culatazo, cargó el revólver y disparó al piso. Pero el muchacho reaccionó, intentó resistirse, forcejeó con él recibió un tiro en el cuello. Todo en fracción de segundos.
Ariel Rivas, un vecino de la localidad de Agustín Ferrari, en Merlo, es el lamentable protagonista de la violenta historia. En conversación con Primer Plano Online contó en detalle lo sucedido, que concluyó lo que los médicos definieron como un milagro: la bala le atravesó el cuello, con orificio de entrada y salida, pero no provocó más que una herida superficial.
EL RELATO DE ARIEL RIVAS SOFRE EL INFIERNO QUE VIVIÓ
“Sentí el fogonazo, y cuando me toqué tenía un agujero. La bala entró y salió, no tocó ninguna arteria ni vaso sanguíneo. La verdad que tuve suerte”, detalló Rivas, quien describió a su atacante como alguien menor que él pero de una estatura mayor. “No fueron más de dos minutos y estaba oscuro”, acotó el joven.
Ariel se sintió mareado, pero no que se desvanecía. Notó que casi no había gente por la calle, pero cuando se dirigía a una agencia de remís para tomar un vehículo de vuelta a su casa se encontró con una conocida, a la que le contó lo que le había sucedido. “Me robaron y me pegaron un tiro”, le dijo. Ella misma se contactó con la mamá de Ariel, llamó a la Policía y a los pocos minutos un móvil llegó a su encuentro. En menos de 15 minutos también llegó la ambulancia, que lo trasladó al Hospital Héroes de Malvinas.
El joven atacado estaba haciendo changas en las últimas semanas, luego de haber sido despedido de un restaurante en Ituzaingó, pandemia mediante. Trabajaba haciendo limpieza en el comercio gastronómico, y gracias a la gestión de un amigo estaba por ingresar esta semana a una fábrica, pero ahora deberá esperar hasta recuperarse.