Además de ser padre e hijo y estar unidos por la pasión, Martín y Valentino Errandonea se definen como “entusiastas tecnológicos”. Desde hace años se dedican a probar diversos desarrollos con un único objetivo: bajarlos al llano para hacerlos amigables con el entorno, es decir, ponerlos al alcance de quien los tenga que utilizar.
Ahora están inmersos en el universo de la inteligencia artificial, el submundo del futuro que ya está entre nosotros, aunque según el papá “nos viene acompañando hace bastante en otras escalas, como los juegos de consola, ahora con otros comportamientos”.
Durante una entrevista con Adrián Noriega en Primer Plano por el canal Somos, de Flow, los Errandonea explicaron que hay dos tipos de inteligencia, que cada vez se perfeccionan un poco más y atraviesan la vida humana en mayor proporción.
“Las inteligencias débiles son este tipo de algoritmos o sistemas que están preparados para emular de alguna manera algunos de los comportamientos humanos, pero de una manera muy focalizada a determinadas cosas”, detalló Martín. Es algo tan simple como seguir u ofrecer elementos de atracción a una persona con algo tan básico como interpretar qué le gusta y qué no.
Pero en este tiempo lo que se popularizó es lo que en laboratorios se conoce como “inteligencias artificiales duras”, es decir, sistemas complejos que se nutren de grandes cantidades de información y las analizan, encuentran patrones y aprenden como aprende un chico. “Todo lo que toca lo convierte en amigable para el ser humano y le brinda soluciones”, agregó Martín.
En esa sintonía es que Valentino, desde una mirada más juvenil pero coincidente con la de su padre, sentenció: “es una herramienta muy grande que permite que todos podamos sacar el 100% de nuestro potencial a la hora de realizar distintas actividades y quizás llegar a aumentar nuestra productividad y nuestra eficiencia en aspectos como, por ejemplo, el trabajo”.
Y justamente focalizó su mirada en el campo laboral porque es uno de los grandes temores a lo nuevo, a lo desconocido, por sus ramificaciones. “Hay mucho revuelo últimamente y hay mucho miedo entre la gente que no conoce tanto el concepto, que piensa que quizás una inteligencia artificial puede reemplazarnos en nuestros trabajos. Y por lo menos hoy en día estamos lejísimos de eso y no tenemos que verlas como una amenaza, sino como un complemento, como una herramienta que nos ayuda a hacer mejor nuestros trabajos”, sintetizó.
El otro elemento a considerar es cómo será el desarrollo del cerebro y del pensamiento en niños y niñas en edad escolar cuando con simplemente pronunciar palabras aparecen todas las respuestas a las preguntas que pueden existir. Un horizonte frente al cual la mayoría de la humanidad se presenta como analfabeta.