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domingo, noviembre 10, 2024
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Diana Zurco hace historia: desde Hurlingham, será la primera locutora trans en conducir el noticiero central de la TV Pública

Diana Zurco es una joven vecina de Hurlingham que está a un paso de concretar un logro histórico para un colectivo desde antaño postergado. A los 35 años (hace ya cuatro) se convirtió en la primera mujer trans egresada del ISER con esa identidad de género. Es locutora, tiene una voz que cautiva a las audiencias y un encanto particular al transmitir su mirada de la realidad.

Pero ahora, a Diana le llega su gran oportunidad. Es que, según se anunció a través de las redes sociales, será la primera persona trans en conducir un noticiero de alcance nacional: estará al frente del noticiero diario de las 19 de la TV Pública.

En un breve contacto vía mensajes por WhatsApp con Primer Plano Online, Diana se disculpó por no dar precisiones. “Me pidieron por favor que espere para hablar públicamente. Se apresuraron algunos medios a tirar la información. Todavía ni yo tengo mucho detalle. Hay que esperar”, fue su respuesta, amable por cierto en medio de su período de vacaciones. Sin embargo, pese a su prudencia, la noticia se viralizó rápidamente en la tarde de ayer.

En una entrevista con la agencia de noticias regional Presentes, Diana contó parte de su historia de superación para ganarse un lugar en el campo laboral. Allí narró que desde 2015 fue una de las voces de Radio Ciudad y ahora conducirá el mencionado noticiero junto al periodista deportivo Ariel Senosian. Creció en Hurlingham, provincia de Buenos Aires, y fue desde el jardín a un colegio de curas, el Cardenal Stepinac. Fue ahí, cuando estaba en cuarto año, que uno de los religiosos le dijo que tenía que hablar con sus padres y decirles lo que le estaba pasando. “Claro que se notaba. Era obvio”, dice ahora.

Entonces, tenía 16 o 17 años, el pelo corto, uniforme y nombre de varón. Pero ya sabía que se iba a llamar Diana, como la protagonista de la serie V Invasión Extraterrestre de la que era fanática y a la que jugaba ser desde que era chica. Sus compañeros, salvo su único amigo que era el (otro) chico gay de la clase, le hacían bullying. Ella sobrevivía. “Desde que tengo uso de razón supe que yo no era un varón más. Pero por una cuestión de inmadurez, de una mente en construcción, de lo inculcado, lo vivís con temor y con culpa. Y lo reprimís. Con dolor, porque estás reprimiendo lo que sos. El miedo al rechazo y al maltrato que sufrimos las identidades trans, incluso de los propios padres, es un cóctel devastador para cualquiera”.

-¿Cómo fue el camino a la locución?

-Largo. Porque me faltaban muchos pasos que dar en el medio. Primero tuve que buscar de qué vivir, me anoté en un curso de peluquería y empecé a trabajar. Y me fue muy bien. Yo ya ahí me di cuenta de que la comunicación era lo mío, sea con las clientas, con el equipo. Ojo que también ahí había discriminación: una chica trans podía lavar el pelo pero no ir a la caja, ponele, ni ser administrativa. Me llegaron a decir: “Vos, puto, no soñés”. Y yo pasé a la recepción, después a la caja y llegué a ser la jefa de personal con 100 personas a mi cargo… ¿Sabés lo importante que es sentir que tenés un lugar de pertenencia o dónde podés crecer y proyectar? Fue un tiempo lindo pero que llegó a su fin porque trabajaba muchas horas y me pagaban poco, me explotaban y me cansé. Justo me separé y me pasó de todo. Me volví a deprimir y estuve muy mal. Otra vez la pregunta era qué podía hacer. Hice un curso de manicuría, empecé a atender en domicilios. Pero yo no quería eso. Y lo de la locución siempre había estado. Así que averigüé, me puse a terminar el secundario, conseguí los apuntes del ISER, me presenté y entré.

https://www.primerplanoonline.com.ar/index.php/2018/05/24/ley-identidad-genero-la-historia-la-primera-locutora-trans-vive-hurlingham-sigue-peleando-lugar-mundo/

-¿Sentís que tenés que activar porque tu situación es excepcional para el colectivo trans?

-Soy consciente de que soy una “privilegiada” y lo llevo con responsabilidad. No tengo una militancia política partidaria, pero yo me siento comprometida con mi colectivo. Mi lucha cotidiana es contra el pensamiento antitrans. Siempre. Y más ahora como comunicadora. Es un trabajo de hormiga en el que estoy embarcada desde mi tarea: llevar un mensaje, fundamentado, claro y concreto. Porque hay mucha desinformación y prejuicios que hay que ir destrabando. Y este lugar que tengo ayuda. ¿Sabés la cantidad de gente que sigue creyendo que el género y lo genital son lo mismo? ¿Sabés que el manual de psiquiatría sigue considerando a la transexualidad una enfermedad o una aberración? ¿Sabés para cuánta gente el hecho de que la locutora sea trans les hace mirarnos distinto? Yo intento cambiar eso. Nosotrxs no podemos ni sentarnos en un colectivo o en un restaurante sin que nos miren, nos señalen o se nos rían. A mí en el tren cuando me voy a mi casa muchas veces me dicen cosas. Por eso, cada vez que me llaman para una nota hablo de que nos están matando. Y hablo de los derechos. Que hoy son muchos más que cuando yo tenía 18 años. Yo hoy gracias a la Ley de Identidad de Género tengo derechos que no tenía. Y eso es gracias al activismo y a muchxs que dieron la vida por esta lucha. Pero todavía en la Argentina, como en el mundo, depende de dónde nazcas es cómo va a ser tu vida: una chica trans acá no es lo mismo que en Tucumán o Salta, donde en 2017 están discutiendo si dar catequesis en escuelas públicas. Y esto es político: fijate cómo desde el Estado te pueden dar las herramientas para que tu vida sea mejor o mucho peor. Cómo lo que hace el Estado te atraviesa.

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