Denuncia vecinal en Ituzaingó centro: aseguran que el propietario de una vivienda ubicada sobre la calle Pirán al 400, frente al club Gimnasia y Esgrima (GEI) se apropió de gran parte de la cuadra, instaló unos palos de plástico amarillo para impedir que la gente estacione y agrede a cuanta persona deje su auto por algunos minutos en ese lugar.
Según las imágenes que llegaron a la redacción de Primer Plano Online, el frentista en cuestión tiene un garaje con doble entrada, aunque sólo una de ellas tiene acceso a la vivienda. La otra, curiosamente, es para estacionar en la vereda. En el medio de ambas subidas una franja de cordón pintado de amarillo.
“Es la primera cuadra saliendo del casco céntrico que no tiene Estacionamiento Medido. Y el hombre se adueña de 30 metros de calle, y encima sobre la vereda”, se quejó uno de los vecinos que habló con este medio para manifestar su desagrado con la situación.
Ayer jueves, un matrimonio que llevó a sus hijos al club y dejó el auto en el frente de esa casa recibió una agresión: el frentista le pintó la ventanilla del lado del conductor y le advirtió que la próxima vez se lo iba a romper. “Agradecé que sólo te lo pinté”, le espetó. “La mujer lloraba con los profes del GEI y su marido llamó a la Policía”, contó otro habitante de la cuadra.
“Es matón, violento, y encima tiene contactos”
Efectivamente, la foto que ilustra este artículo confirma que hubo presencia policial en el lugar pero para pacificar y que no pase a mayores. De todos modos, hay en esa conducta al menos dos delitos visibles: el daño a la propiedad privada (el auto) y la amenaza. El lunes pasado, asimismo, vecinos refirieron que el sujeto en cuestión le pintó el vehículo a otro automovilista.
Además de las dos subidas y el cordón pintado de amarillo, los señaladores amarillos le dan un aura de intocable al estacionamiento. La pregunta es si los colocó por su cuenta o si tiene autorización del Municipio, porque cada intervención en el espacio público debe contar con el respectivo aval de las autoridades.
Para cerrar, ninguno de los denunciantes de esta situación quiso dar su testimonio por temor a represalias. “La verdad que prefiero no hablar porque el tipo es matón, violento, y encima tiene contactos”, completó uno de los vecinos que habló con este medio.
