“No tengo pruebas pero tampoco dudas que fue la persona que filtró los audios con amenazas de la barrabrava de Boca para desviar la investigación”. Javier Baños, abogado de la familia del trader asesinado Fernando Pérez Algaba, conocido popularmente como ‘Lechuga’, reveló que hay un escenario para profundizar en la búsqueda de la verdad sobre el crimen del joven cuyo cadáver apareció descuartizado: la conexión policial.
“Había dos hipótesis iniciales: una que vinculaba a las últimas personas que rodearon a Fernando en vida, Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas (hoy detenidos), y como ese plan fracasó, empezaron a lanzar los audios para echarles la culpa a los barrabravas de Boca”, explicó el letrado durante una entrevista con Adrián Noriega en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano por el canal Somos, de Flow.
“Si algo le faltaba a esta trama es la detención de un comisario, recientemente ascendido, que estaba a cargo del sistema informático en la Policía de la Ciudad y prestó la logística, apoyo tecnológico y brindó celulares a los integrantes de la banda para cometer el crimen”, agregó Baños.
Para el exfiscal de Morón, el trabajo de la justicia en la pesquisa para esclarecer el hecho “ha sido impecable”, a punto tal que se llegó a tener semiplena prueba de que se trató de un asesinato cometido “por codicia”. Y aventuró una hipótesis inquietante: “no creo que sea la primera vez que estas personas matan a alguien”.
“Estamos ante una banda criminal que se dedicaba a una multiplicidad de delitos. No es la primera vez que Maximiliano Pilepich mata a alguien”, enfatizó Baños. Cabe recordar que están actualmente detenidos, además de Pilepich, Leonardo Contrera, Matías Gil, Fernando Gastón Martín Carrizo, la gestora Flavia Lorena Bomrad (38) y el comisario de la Policía de la Ciudad Horacio Córdoba.
La semana pasada fue liberada la mujer trans Nicol Contreras (hermana de Leonardo, acusado de haber descuartizado el cadáver de Pérez Algaba), y ayer martes se conoció la liberación de Blanca Gladys Cristaldo, empleada del emprendimiento inmobiliario ‘Renacer’ de General Rodríguez, a donde fue llevado engañado la víctima fatal del plan criminal.
LA DECLARACIÓN QUE ESCLARECIÓ TODO
El último de los detenidos en el marco de la investigación confesó ante la justicia cómo fue la mecánica del impactante asesinato, que terminó con el cuerpo de la víctima oriunda de Castelar descuartizado y arrojado a un arroyo en Lomas de Zamora.
Nahuel Vargas, sindicado como uno de los principales sospechosos, acusó a Maximiliano Pilepich de haber sido quien lo mató. En su indagatoria ante el fiscal Marcelo Domínguez, titular de la UFI Nº 5 de Lomas de Zamora, indicó que Pérez Algaba recibió dos balazos por la espalda mientras cambiaba una lamparita en una de las oficinas que habían sido montadas en el establecimiento inmobiliario ‘Renacer’, de General Rodríguez, y que luego del crimen esa construcción fue demolida borrar evidencias, como restos de sangre.

“Ya está, no aguantaba más, hay límites”, fueron las palabras de Pilepich según expresó Vargas en su declaración, a la que tuvo acceso Primer Plano Online. En el testimonio, el imputado -una de las nueve personas detenidas en el expediente- detalló que “conocía a Fernando desde hace aproximadamente quince años”, tiempo en el cual “realizaron varias operaciones de compras y ventas de vehículos” con reuniones “en la zona de la avenida Santa Rosa, que separa las localidades de Ituzaingó y Castelar, y posteriormente, se reencontraron en la zona de Puerto Madero”.
Vargas enfrenta cargos por el delito de homicidio cuádruplemente agravado por el uso de arma, alevosía, codicia y el concurso premeditado de dos o más personas, que prevé la pena de prisión perpetua.

UN RELATO DE PELÍCULA
Vargas le contó al fiscal Domínguez en una declaración detalla de 31 páginas que entre las 16 y las 16.20 del 18 de julio pasado se trasladó hacia el predio ‘Renacer’ en la camioneta Range Rover Evoque blanca con techo negro a pedido de Pérez Algaba, porque éste quería encontrarse con Pilepich (45) para reclamarle una suma de dinero que le debía. Pilepich, por su parte, según el testimonio de Vargas, llegó cerca de las 18 en la camioneta Mercedes Benz negra G500.

Según reveló Vargas, la discusión se originó porque Pilepich le dijo a Pérez Algaba que no le iba a poder saldar la deuda que mantenía con él, de unos 50 mil dólares. Tras una conversación en duros términos que mantuvieron sentados alrededor de una mesa en las oficinas, decidieron salir a comprar a un supermercado chino unas gaseosas y energizantes y, allí, Pilepich compró “lamparitas para iluminar la casa de campo porque se estaba metiendo gente”.
Fue en ese momento en que Vargas salió de la vivienda a pedido de Pilepich para abrir una ventana y escuchó los dos balazos. Su relato es coincidente con lo determinado por la autopsia al cadáver de ‘Lechuga’: el trader recibió dos balazos por la espalda y el descuartizamiento se concretó cuando el hombre ya estaba fallecido.

Vargas también explicó que Pilepich “estaba enojado porque Fernando había agregado al Instagram a su hija de 13 años y le escribía, y luego realizaba capturas de pantalla y se las enviaba para provocarlo”. Tras el crimen, el ideólogo tapó a Pérez Algaba “con una chapa o una puerta y con otras cosas”, que luego se retiraron del lugar con la camioneta Range Rover y que el cuerpo se lo llevaron horas después en el baúl de un Volskwagen Polo a Luis Alberto Contrera (38), otro de los detenidos por el caso, para que lo descuartice.
Contreras es hermano de la mujer trans Chamorro y, en su indagatoria ante el fiscal, aseguró que Pilepich le llevó el cuerpo, pero que no aceptó descuartizarlo ni tampoco “cortar” el Polo con el que llevaron el cadáver. Sin embargo, Vargas precisó que Contrera cobró por “su trabajo” unos 100 mil pesos que Pilepich le transfirió a una cuenta y, además, una suma de dinero en efectivo.
Por último, narró que el emprendimiento inmobiliario en el cual se cometió el crimen fue demolido para eliminar cualquier tipo de evidencia. “Maxi le dijo a las personas que manejaban las maquinas que la derrumbaran así tapaban el hecho. La demolición se realizó los días posteriores al homicidio, el 19 o el 20 de julio y alguno de los escombros se los llevaron”, subrayó, aunque también dijo desconocer el destino de esos restos.