Siete meses de embarazo y una panza que crece de manera exponencial, a la que cuida como un tesoro preciado. Julieta Iparraguirre lleva en su vientre el hijo que concibió con su pareja, Juan Manuel Muñoz, alias ‘Pipi’, el joven que fue asesinado de un balazo en la frente en enero pasado a pocos metros de la casa de ella, en El Palomar.
La futura mamá tiene fecha de parto para septiembre y la ansiedad crece al ritmo de lo que le cuesta ir a trabajar las nueve horas diarias en la heladería de Ramos Mejía en la que es empleada y el cuidado de su otra hija, de tan sólo tres años. De hecho, en al menos tres ocasiones la nena interrumpe la charla telefónica con Primer Plano Online para llevarle las lógicas demandas de la edad, entre las ganas de ir al baño o la necesidad de tomar algo.
“Es una nena súper dulce, que no se pone celosa de la panza y la vive con mucha expectativa. Si no fuese por ella sería todo mucho más difícil”, reflexiona Julieta, que también reconoce: “tengo días. A veces hay cosas que me hacen recordarlo más, y me cuesta seguir”. Además, cuenta que la pasó “muy mal” cuando hace pocas semanas tuvo Covid y no pudo tomar medicación por precaución. “Gracias a Dios el bebé siempre estuvo a salvo”, indicó.
Julieta tiene una historia de vida particular. Su mamá falleció cuando ella era muy chiquita y fue criada por sus dos hermanas, que le llevan 14 y 15 años respectivamente. La mayor actualmente está en Chile, y la menor, que la tiene a dos cuadras, es quien la acompañará en el parto. “Trato siempre de estar acompañada por gente, no quedarme sola, porque ahí es cuando más me angustio”, se sinceró.
Mantiene contacto con la familia de ‘Pipi’, aunque se ven poco. Y evoca a su pareja con el nombre que llevará el hijo de ambos: “se va a llamar Dylan, que es el nombre que el papá tiró ni bien se enteró del embarazo, y Mateo, cuyo significado es ‘regalo de Dios’. Dylan Mateo llevará el apellido Muñoz: ya averiguó para que los trámites estén allanados al momento del nacimiento. Sólo necesita dos testigos de la familia de su novio.
Mientras crece en su vientre el fruto de la vida, el crimen de Juan Manuel está prácticamente esclarecido para la justicia y sólo resta el juicio para que un tribunal evalúe las pruebas reunidas por la investigación realizada por el fiscal Matías Rappazzo, de la Fiscalía Nº 7 de Morón, y el secretario Leandro Tommasone. La prisión preventiva para Daniel Casares (22) fue dictada por el juez de Garantías Ricardo Fraga y ratificada por la Cámara de Apelaciones de Morón. El acusado fue enviado a una dependencia del Servicio Penitenciario, a la espera del debate oral y público, aún sin fecha.
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A Casares le imputan el homicidio agravado por el uso de arma de fuego de ‘Pipi’ y el robo también agravado del vehículo, un VW Fox, que conducía al momento del crimen y que luego terminó chocando sobre la calle 9 de Julio, en el centro de la ciudad. El sangriento crimen ocurrió el pasado 27 de enero de madrugada.
Como siempre informó Primer Plano Online, para los investigadores nunca hubo dudas de que quien robó ese auto, quien le disparó a Muñoz y quien colisionó contra la entrada de una vivienda es la misma persona. Fuentes judiciales revelaron a este medio que la evidencia reunida en el expediente hasta el momento permite inferir que se trata de Casares.
¿Cuáles son los elementos? Primero, tres reconocimientos positivos. Uno personal: el dueño del Fox. Cuando le pusieron a varios sospechosos frente a él señaló a Casares como quien lo asaltó. Luego dos fotográficos, que estuvieron a cargo de Julieta Iparraguirre, pareja de Muñoz, y Matías, un amigo del muchacho asesinado. En estos últimos dos casos el señalamiento fue fotográfico porque Casares se negó a participar personalmente de la rueda.
Pero hay otra prueba que se considera “concluyente” en la investigación, y es el resultado del Dermotest practicado en las manos del acusado. Es la pericia que intentó determinar si Casares tenía restos de pólvora, cuya conclusión fue “categórica”, según los voceros consultados.
“Puede ser que de positivo con partículas características o consistentes. Cuando son consistentes es que tiene uno de los tres requisitos para el positivo. Cuando son características, no hay ninguna duda de que lo que se encontró en la mano es producto de un disparo. Eso quiere decir o que disparó o que estuvo en un lugar muy cercano a donde se produjo un disparo”, detalló la fuente consultada. Un dato: los restos de pólvora fueron hallados en la mano izquierda del imputado.
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Como se recordará, el crimen sucedió en la esquina de Ingeniero Brian y Ceferino Namuncurá, de El Palomar. Eran las 2.40 de aquella madrugada cuando ‘Pipi’ llegaba a la casa de Julieta, embarazada de tres meses en ese momento, junto a un amigo de la pareja. Le reprochó a un conductor que dobló de golpe y chocó a otros dos vehículos estacionados pertenecientes a vecinos de la cuadra.
El conductor de ese coche se bajó, le apuntó a la frente y le disparó a quemarropa, lo que provocó la muerte en el acto. El asesino de inmediato se dio a la fuga y al rato apareció el vehículo chocado y con su parte trasera prendida fuego en 9 de Julio y Moreno, jurisdicción de Morón 1ª. La Policía, que seguía el rastro del Fox, detuvo a Casares a la vuelta del lugar del siniestro final, cuando intentó esconderse en una casa.