Gustavo Javier Arín, uno de los protagonistas del feroz motín de Sierra Chica ocurrido en 1996, fue condenado en los Tribunales de Morón por tenencia ilegal de estupefacientes. Recibió una pena de un año y tres meses de cárcel efectiva por ser reincidente, pero como su detención ocurrió el 15 de agosto de 2018, está próximo a cumplir la sanción, con lo cual a principios de noviembre recuperará su libertad.
Como ya informó Primer Plano Online, Arín formó parte de ‘La Banda de los Doce Apóstoles’, que protagonizó la sangrienta reyerta de hace 22 años para pedir su traslado y mejores condiciones de detención, según se informó públicamente. Aunque, en rigor, se trató de una pelea entre grupos antagónicos que finalizó tras ocho días con idéntica cantidad de muertos, uno por jornada.
En el año 2000, 24 de los involucrados fueron a juicio. Allí, 17 detenidos recibieron condena (seis a reclusión perpetua, ocho a 15 años de prisión, dos a 12 años y uno a 6 meses), mientras que los restantes terminaron siendo absueltos. Uno de los que no recibió pena por ese hecho fue Gustavo Javier Arín, a quien en la jerga de la cárcel apodaron como ‘El pelado Maradona’, no sólo por sus virtudes para el manejo de la pelota sino porque, en medio del sangriento episodio, lo vieron jugando un picado de fútbol con la cabeza de Agapito ‘Gapo’ Lencinas, el líder de la banda contraria, a quien decapitaron.
http://www.primerplanoonline.com.ar/wp-content/uploads/2019/10/Fallo-Arín.pdf
Pero Arín nunca se alejó del mundo del hampa. En 2014 fue condenado a cuatro años de cárcel (causa Nº 1.722 del Tribunal en lo Criminal Nº 4 de Mercedes) por el delito de robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo acreditarse y por su comisión en poblado y en banda. Entre otras cosas, la organización delictiva que integraba junto al menos cuatro sujetos más, cometió un asalto tipo comando en la empresa Cerámica Cortines, ubicada en Luján, donde se robaron 5.000.000 de pesos en cheques a terceros. Luego de más de diez allanamientos, a los sospechosos les secuestraron armas y autos de alta gama.
Cumplió otra condena y el 10 de agosto de 2018, Arín fue aprehendido en la esquina de Olivera y Aquino, en el distrito que habitaba. “Durante un operativo de control de rutina, dos efectivos notaron nerviosismo en su actitud. El hombre agachó la cabeza y comenzó a caminar más rápido del ritmo que traía”, explicó una fuente judicial a Primer Plano Online.
Ahora, después de cumplir con la sanción judicial, que incluyó una irrisoria multa de $11,25 (once pesos con veinticinco centavos), recuperará su libertad. Cabe señalar que en el juicio, que se llevó a cabo en el Juzgado Correccional Nº 4 de Morón a cargo del juez Lucas Varangot, Arín aceptó que tenía la cocaína en dosis fraccionadas por bolsas de nylon al momento de haber sido detenido, aunque aclaró que era consumidor asiduo de la sustancia y que la había ido a comprar a una villa en el Bajo Flores.
Además, mostró su frialdad ante el proceso que enfrentó: “desde los ocho años estoy en reformatorios”, les dijo a las autoridades que lo interpelaron. Por lo pronto volverá a caminar las calles del conurbano a principios del mes próximo.